Página 514 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
Cada hombre está libre para elegir el poder que quiera ver domi-
nar sobre él. Nadie ha caído tan bajo, nadie es tan vil que no pueda
hallar liberación en Cristo. El endemoniado, en lugar de oraciones,
no podía sino pronunciar las palabras de Satanás; sin embargo, la
muda súplica de su corazón fue oída. Ningún clamor de un alma en
necesidad, aunque no llegue a expresarse en palabras, quedará sin
ser oído. Los que consienten en hacer pacto con el Dios del cielo,
no serán abandonados al poder de Satanás o a las flaquezas de su
propia naturaleza. Son invitados por el Salvador: “Echen mano... de
mi fortaleza; y hagan paz conmigo. ¡Sí, que hagan paz conmigo!”
Los espíritus de las tinieblas contenderán por el alma que una vez
estuvo bajo su dominio. Pero los ángeles de Dios lucharán por esa
alma con una potencia que prevalecerá.—
El Deseado de Todas las
Gentes, 223, 224 (1898)
.
A los curiosos debemos decir que no sabemos
—Hemos reci-
bido cartas concernientes a asuntos sobre los que Dios no nos ha
dado luz, y nos sentimos complacidas de decir a esos investigadores:
No sabemos.
Cada mente debería sentirse muy ansiosa de conocer a
Dios y de cumplir sus requerimientos. Bienaventurados son los que
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prestan atención a la Palabra de Dios y la cumplen...
Los que sienten tanta curiosidad por averiguar cosas que no han
sido dadas a conocer en las Escrituras son generalmente estudiantes
superficiales con respecto a esas cosas que tienen importancia para
la vida y la práctica de todos los días... Debemos revelar al mundo
aquello que Dios ha visto necesario revelarnos. No estamos haciendo
la voluntad de nuestro Padre celestial cuando especulamos acerca
de cosas que él ha considerado conveniente ocultarnos. Cada uno
tiene el privilegio de revelar a otro el aprecio que siente por las
verdades divinas, el aprecio que siente por los tesoros de la vida
eterna, al hacer todo sacrificio posible para obtener la recompensa.—
Manuscrito 104, 1898
.
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