Capítulo 19—Calificaciones esenciales del obrero
El espíritu del ministerio
El afán por las almas
—Como pastor ha de ir tras la oveja perdi-
da; no ha de tener él meramente un interés casual, sino un ferviente
afán por las almas. Esto exige un fervoroso escudriñamiento del
corazón, y una ferviente búsqueda de Dios, acompañada de oración,
para que podamos conocerlo a él y el poder de su gracia, “para mos-
trar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en
su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.—
Carta 8, 1895
.
Compasión por los que no son salvos
—Pero ¡cuán pocos de
entre nosotros consideran la salvación de los pecadores desde el
mismo punto de vista que el universo celestial—como plan ideado
desde la eternidad en la mente de Dios! ¡Cuán pocos de entre noso-
tros están cordialmente de parte del Redentor en esta obra solemne
y final! Existe escasamente una décima parte de la compasión que
debiera haber por las almas que no están salvadas. Quedan muchos
por amonestar, y sin embargo, ¡cuán pocos son los que simpatizan lo
suficiente con Dios para conformarse con ser cualquier cosa o nada
con tal de ver almas ganadas para Cristo!—
Obreros Evangélicos,
121 (1915)
.
Consagración, amor y abnegación
—El que trabaja para Dios
debe emplear las más altas energías mentales y morales con que la
naturaleza, la cultura y la gracia de Dios le han dotado; pero el éxito
será proporcional al grado de consagración y abnegación con que
se haga su obra, más bien que con sus dotes naturales o adquiridas.
Necesita hacer un esfuerzo continuo y ferviente para adquirir la
preparación que lo hará útil; pero a menos que Dios obre con la
humanidad, ésta no puede realizar bien alguno.—
Consejos para los
Maestros Padres y Alumnos, 415 (1913)
.
Amor y compasión
—El Señor desea que los hombres se olvi-
den de sí mismos en el esfuerzo por salvar almas. Nuestra vida es
peor que un fracaso si andamos por ella sin dejar señales de amor
511