Página 534 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
realizarla posteriormente con perfección y sin dejar algo descuidado
o sin terminar.—
Manuscrito 24, 1887
.
Un horario regular para levantarse
—Hay gente joven que se
opone tenazmente al orden y la disciplina. No respetan las reglas
establecidas en el hogar según las cuales debieran levantarse a una
hora determinada. Se quedan en cama durante algunas horas de
la mañana, cuando todos debieran estar en actividad. Queman el
aceite de medianoche y dependen de luz artificial para que ocupe
el lugar de la luz que la naturaleza ha provisto en horas oportunas.
Al hacer esto no sólo desperdician preciosas oportunidades sino
también ocasionan gastos adicionales. Pero en casi todos los casos
se afirma lo siguiente: “No puedo terminar mi trabajo, hay algo que
debo hacer; no puedo acostarme temprano”. Así es como duermen
profundamente cuando debieran estar despiertos con la naturaleza
y las avecilas que se levantan temprano. Así se interrumpen los
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preciosos hábitos de orden, y los momentos perdidos en la mañana
temprano alteran el ritmo de las cosas durante todo el día.
Nuestro Dios es un Dios de orden y él desea que sus hijos estén
dispuestos a ubicarse dentro del orden y bajo su disciplina. ¿No sería
mejor, por lo tanto, romper este hábito de convertir la noche en día y
las frescas horas de la mañana en noche?—
The Youth’s Instructor,
28 de enero de 1897
.
Ventajas de una correcta distribución del tiempo
—La plani-
ficación de las cosas en el tiempo puede decir mucho en favor de la
verdad. Con frecuencia se pierden victorias a causa de las demoras.
Habrá crisis en la causa. Una acción rápida y decisiva llevada a cabo
en el momento debido hará ganar triunfos gloriosos, en tanto que la
demora y el descuido producirán grandes fracasos y deshonrarán a
Dios.—
Testimonies for the Church 3:498 (1875)
.
Valor de una libreta de apuntes
—Si los jóvenes forman há-
bitos de regularidad y orden mejorarán en salud, en espíritu, en
memoria y en disposición.
Todos tienen el deber de observar reglas estrictas en sus hábitos
de vida. Esto es para vuestro propio bien, estimados jóvenes y seño-
ritas, tanto en sentido físico como moral. Cuando los levantáis en la
mañana, considerad hasta donde os sea posible el trabajo que debéis
realizar durante el día. Si es necesario, tened una libreta de apuntes
para anotar las cosas que debéis hacer, y estableced un tiempo en el