Página 542 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
pastor debiera tener tiempo para atender sus propias necesidades. Si
tiene sólo un salario limitado puede buscar la manera de suplementar
sus escasos fondos. Los que tienen una mente estrecha pueden ver
en esto algo digno de criticarse, pero el Señor alaba ese proceder.
Se me ha mostrado que a veces los que están en el ministerio se
ven compelidos a trabajar día y noche y a vivir en forma muy preca-
ria. Cuando ocurre una crisis, cada nervio y músculo son recargados
por la gran tensión. Si esos hombres pudieran apartarse y descansar
por un tiempo, dedicándose al trabajo físico, esto constituiría un
gran alivio para ellos. Así habrían podido salvarse hombres que
descendieron a la tumba. Es una necesidad definida para la salud
física y la claridad mental el realizar alguna clase de trabajo manual
durante el día. En esta forma la sangre es llevada del cerebro a otras
partes del cuerpo.—
Carta 168, 1899
.
Una mejora continua
—Nuestros pastores que han llegado a la
edad de cuarenta o cincuenta años no debieran pensar que su trabajo
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es menos efectivo que antes. Los hombres de edad y experiencia
son justamente los que deben realizar esfuerzos poderosos y bien
dirigidos. Se los necesita especialmente en este tiempo; las iglesias
no pueden permitirse separarse de ellos. Tales personas no debieran
hablar de debilidad física y mental, ni pensar que han terminado sus
días de utilidad.
Muchos de ellos han sufrido a causa de un severo recargo mental
que no ha sido aliviado mediante el ejercicio físico. El resultado es
un deterioro de sus facultades y una tendencia a evitar las respon-
sabilidades. Lo que necesitan es un trabajo más activo. Esto no se
limita solamente a los que tienen sus cabezas blancas con la escarcha
del tiempo, sino también hay hombres jóvenes que han caído en la
misma condición y se han debilitado mentalmente. Tienen una lista
de discursos preparados, pero cuando sobrepasan esos límites se
sienten perdidos.
El pastor de antaño que viajaba a caballo y pasaba mucho tiempo
visitando a su grey, disfrutaba de mucho mejor salud—a pesar de
las dificultades que pasaba y a pesar de que se veía expuesto a las
inclemencias del tiempo—que nuestros ministros de hoy, quienes se
evitan todo ejercicio físico hasta donde les es posible, y se limitan a
sus libros.