Página 554 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
La vestimenta de las esposas de los ministros
—Especialmente
las esposas de nuestros ministros deben tener cuidado de no apar-
tarse de las claras enseñanzas de la Biblia con respecto al vestir.
Muchas consideran que esas órdenes son demasiado anticuadas pa-
ra que se les preste atención; pero el que las dio a sus discípulos,
comprendía los peligros que entrañaría en nuestro tiempo el amor al
vestido, y nos envió la consiguiente amonestación. ¿Le prestaremos
atención y seremos sabios? La extravagancia en el vestir aumen-
ta continuamente. Y no se ha llegado aún al fin. La moda cambia
a cada momento, y nuestras hermanas la siguen, sin reparar en el
gasto de tiempo y dinero. Se gastan en vestidos muchos recursos
que debieran ser devueltos a Dios, el Dador de ellos.—
Joyas de los
Testimonios 1:594 (1864)
.
Debe ejemplificar la religión en el hogar
—Recuerde la esposa
del predicador que tiene hijos, que ella tiene en su hogar un campo
misionero en el cual debe trabajar con energía incansable y celo
invariable, sabiendo que los resultados de su trabajo perdurarán por
toda la eternidad. ¿No son las almas de sus hijos de tanto valor como
las de los paganos? Atiéndalos, pues, con amante cuidado. Le ha
sido encargada la responsabilidad de demostrar al mundo la fuerza y
excelencia de la religión en el hogar. Ella ha de ser regida por los
principios, no por los impulsos, y ha de trabajar con el sentimiento
de que Dios es quien le ayuda. No debe permitir que nada la aparte
de su misión.
La influencia de la madre que tiene íntima relación con Cristo
es de valor infinito. Su ministerio de amor hace del hogar un Betel.
Cristo obra con ella, transformando el agua común de la vida en
el vino del cielo. Sus hijos se criarán para serle una bendición y
honra en esta vida y en la venidera.—
Obreros Evangélicos, 217, 218
(1915)
.
La obra importante en el hogar
—Si entran en la obra hombres
casados, dejando a sus esposas en casa para que cuiden a los niños,
la esposa y madre está haciendo una obra tan grande e importante
como la que hace el esposo y padre. Mientras que el uno está en el
campo misionero, la otra es misionera en el hogar, y con frecuencia
sus ansiedades y cargas exceden en mucho a las del esposo y padre.
La obra de la madre es solemne e importante, a saber, la de amoldar