Calificaciones esenciales del obrero
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su poder, del que tiene un concepto genuino del valor de las almas,
cuyo corazón está lleno con el amor de Cristo.—
Manuscrito 26,
1905
.
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Llamamientos y traslados del obrero evangélico
El traslado a lugares donde no se ha predicado el mensaje
—
Con frecuencia los habitantes de una ciudad donde Cristo había
trabajado deseaban que él se quedara con ellos y continuara la obra
entre ellos. Pero él les decía que debía ir a ciudades que no habían
oído las verdades que tenía para presentar. Después de predicar la
verdad a los que vivían en cierto lugar, los dejaba para que edificasen
sobre lo que él les había dado, mientras él iba a otro sitio. Sus
métodos de trabajo deben ser seguidos en la actualidad por aquellos
a quienes él ha encomendado su obra. Debemos ir de un lugar a otro
para llevar el mensaje. Tan pronto como la verdad se ha proclamado
en un lugar debemos ir a amonestar a otros.—
Manuscrito 71, 1903
.
Hay que moverse únicamente cuando la columna de nube se
levanta
—No os impacientéis ni perdáis la fe; mantened la armadura
ceñida para la batalla, fortaleced vuestras almas en Dios y podréis
avanzar valientemente. En Dios está nuestra fortaleza y nuestro
poder... Cuando la columna de nube se levante y cuando Dios indique
que es vuestro deber abrir la obra en algún otro campo, podéis
moveros con entendimiento. Pero no olvidéis ahora el campo donde
tanto se ha hecho y donde todavía hay más por hacer.—
Carta 77,
1895
.
La voz del deber
—La voz del deber es la voz de Dios y es un
guía innato, enviado por el cielo.—
Counsels on Health, 562 (1896)
.
Pueden saber que Dios guía
—Pero no hemos de colocar la
responsabilidad de nuestro deber en otros, y esperar que ellos nos
digan lo que debemos hacer. No podemos depender de la humanidad
para obtener consejos. El Señor nos enseñará nuestro deber tan
voluntariamente como a alguna otra persona. Si acudimos a él con fe,
nos dirá sus misterios a nosotros personalmente... Los que decidan
no hacer, en ningún ramo, algo que desagrade a Dios, sabrán, después
de presentarle su caso, exactamente qué conducta seguir. Y recibirán,
no solamente sabiduría, sino también fuerza.—
El Deseado de Todas
las Gentes, 622 (1898)
.