66
El Evangelismo
personas enfermas y fatigadas que no conocen la verdad. Buscad
esos lugares cerca de las ciudades, donde puedan conseguirse edifi-
cios apropiados ya sea como obsequio de sus dueños, o comprados
a un precio razonable con fondos donados por nuestro pueblo. No
construyáis edificios en las ruidosas ciudades.—
Medical Ministry,
308, 309 (1909)
.
Trabajar en las ciudades, pero no vivir en ellas
—La verdad
debe ser dicha, ora sea que los hombres la escuchen o la rechacen.
Las ciudades están llenas de tentaciones. Debemos planear nuestra
obra de tal manera que mantengamos a nuestros jóvenes tan lejos
como sea posible de esta contaminación.
Las ciudades han de ser trabajadas desde las avanzadas. Dijo el
mensajero de Dios: “¿No serán amonestadas las ciudades? Sí, no
por el pueblo de Dios que vive en ellas, sino por los que las visitan,
para amonestar a sus habitantes de lo que está por sobrevenir en la
tierra”.—
Carta 182, 1902
.
Tal como lo hizo Enoc
—Como pueblo que guarda los manda-
mientos de Dios, debemos salir de las ciudades. Tal como lo hizo
Enoc, debemos trabajar en las ciudades pero no vivir en ellas.—
Manuscrito 85, 1899
.
Lecciones de Lot y de Enoc
—Cuando la iniquidad abunda en
una nación, siempre ha de escucharse una voz que dé la amonesta-
ción y la instrucción, como la voz de Lot fuera oída en Sodoma. Sin
embargo, Lot pudo haber preservado a su familia de muchos males
si él no hubiera hecho su hogar en esa ciudad malvada y corrompida.
Todo lo que Lot y su familia hicieron en Sodoma podría haber sido
hecho por ella, aun cuando hubieran vivido en un lugar a cierta dis-
tancia de la ciudad. Enoc caminó con Dios, y sin embargo no vivió
en medio de alguna ciudad mancillada, con toda clase de violencia
[62]
y maldad, como lo hizo Lot en Sodoma.—
Manuscrito 94, 1903
.
Reuniones de barrio y suburbanas
Reuniones evangelísticas en diferentes secciones de las gran-
des ciudades
—Ahora es el momento oportuno de trabajar en las
ciudades, porque debemos alcanzar a la gente que vive en ellas. Co-
mo pueblo hemos corrido el peligro de concentrar demasiado interés
en un solo lugar. Esto no es obrar con buen juicio ni con sabiduría.