Página 28 - Fe y Obras (1984)

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La norma de la verdadera santificación
Artículo publicado en la Review and Herald, el 8 de marzo de 1881..
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro
ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la
venida de nuestro Señor Jesucristo”.
1 Tesalonicenses 5:23
.
La santificación se obtiene únicamente en obediencia a la volun-
tad de Dios. Muchos que deliberadamente pisotean la ley de Jehová
pretenden tener un corazón puro y una vida santificada. Pero los
tales no tienen un conocimiento salvador de Dios o de su ley. Se
alinean en las filas del gran rebelde. El está en guerra contra la ley
de Dios, que es el fundamento del gobierno divino en el cielo y en
la tierra. Estos hombres están realizando el mismo trabajo que su
maestro ha hecho al tratar de invalidar la santa ley de Dios. A ningún
transgresor de los mandamientos le será permitido entrar en el cielo;
pues aquel que una vez fue un querubín cubridor puro y exaltado,
fue arrojado fuera por rebelarse contra el gobierno de Dios.
Para muchos, la santificación es meramente justificación propia.
Y sin embargo estas personas declaran osadamente que Jesús es su
Salvador y Santificador. ¡Qué engaño! ¿Acaso el Hijo de Dios va a
santificar al transgresor de la ley del Padre, esa ley que Cristo vino a
exaltar y honrar? El testifica: “Yo he guardado los mandamientos de
mi Padre”. Dios no va a rebajar su ley para ponerla al nivel de las
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normas imperfectas del hombre; y el hombre no puede satisfacer los
requerimientos de esa santa ley sin experimentar arrepentimiento
delante de Dios y fe en nuestro Señor Jesucristo.
“Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre,
a Jesucristo el justo”.
1 Juan 2:1
. Pero Dios no entregó a su Hijo
a una vida de sufrimiento e ignominia y a una muerte oprobiosa
para exonerar al hombre de la obediencia a la ley divina. Tan grande
es el poder engañoso de Satanás que muchos han sido inducidos
a considerar que el sacrificio de Cristo no tiene real valor. Cristo
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