Página 31 - Fe y Obras (1984)

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La norma de la verdadera santificación
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aceptadas de manera inteligente y entonces cumplidas fielmente en
la vida, ningún hombre podrá ver el reino de los cielos. Para algunos,
estas verdades son atractivas por su carácter novedoso, pero no las
aceptan como la Palabra de Dios. Los que no reciben la luz cuando
les es presentada, serán condenados por ella.
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En cada congregación de la tierra hay almas insatisfechas, con
hambre y sed de salvación. De día y de noche la carga de sus cora-
zones es: ¿Qué debo hacer para ser salvo? Escuchan anhelosamente
discursos populares, con la esperanza de aprender cómo pueden ser
justificados delante de Dios. Pero demasiado a menudo sólo oyen
una oratoria complaciente, una declamación elocuente. Hay cora-
zones tristes y chasqueados en cada reunión religiosa. El ministro
dice a sus oyentes que no se puede guardar la ley de Dios. “No es
obligatoria para el hombre en nuestros días -afirma-. Deben creer en
Cristo; El los salvará; solamente crean”. Así les enseña a hacer de los
sentimientos su criterio, y no les proporciona una fe inteligente. Ese
ministro puede profesar que es muy sincero, pero está procurando
tranquilizar la conciencia turbada con una falsa esperanza.
Veneno espiritual disimulado
Muchos son inducidos a pensar que se hallan en el camino al
cielo porque profesan creer en Cristo, mientras rechazan la ley de
Dios. Pero al final descubrirán que estaban en el camino que conduce
a la perdición y no al cielo. El veneno espiritual es disimulado por
medio de la doctrina de la santificación, y suministrado a la gente.
Millares lo tragan anhelosamente, sintiendo que si tan sólo son
honestos en su creencia han de estar a salvo. Pero la sinceridad
no convertirá el error en verdad. Un hombre puede tragar veneno
pensando que es alimento; pero su sinceridad no lo salvará de los
efectos de la dosis.
Dios nos ha dado su Palabra para que sea nuestra guía. Cristo
dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en
ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”.
Juan 5:39
. El oró por sus discípulos: “Santifícalos en tu verdad; tu
palabra es verdad”.
Juan 17:17
. Pablo dice: “Yo ciertamente había
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creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de
Nazaret”.
Hechos 26:9
. Pero esta creencia no hizo que ese proceder