Página 30 - Fe y Obras (1984)

Basic HTML Version

26
Fe y Obras
Qué es el pecado
El alma debe primeramente ser convencida de pecado antes que
el pecador sienta el deseo de acudir a Cristo. “El pecado es infracción
de la ley”.
1 Juan 3:4
. “Yo no conocí el pecado sino por la ley”.
Romanos 7:7
. Cuando el mandamiento penetró en la conciencia de
Saulo, el pecado revivió, y él murió. Se vio condenado por la ley
de Dios. El pecador no puede ser convencido de su culpabilidad a
menos que entienda qué constituye el pecado. Es imposible para el
individuo experimentar la santificación bíblica mientras sostenga
que si cree en Cristo da lo mismo que obedezca la ley de Dios o que
la desobedezca.
Los que profesan guardar la ley de Dios y sin embargo en el
corazón se entregan al pecado, son condenados por el Testigo Ver-
[31]
dadero. Pretenden ser ricos en el conocimiento de la verdad; pero no
están en armonía con sus principios sagrados. La verdad no santifica
sus vidas. La Palabra de Dios declara que quien profesa observar los
mandamientos, pero cuya vida contradice su fe, es ciego, miserable,
pobre y desnudo.
La ley de Dios es el espejo que presenta una imagen completa
del hombre tal cual es, y sostiene delante de él el modelo correcto.
Algunos se alejarán y olvidarán este cuadro, mientras otros emplea-
rán epítetos injuriosos contra la ley, como si esto pudiera remediar
sus defectos de carácter. Pero otros, al verse condenados por la ley,
se arrepentirán de su transgresión y, mediante la fe en los méritos de
Cristo, perfeccionarán el carácter cristiano.
Condenados por la luz que rechazan
El mundo entero es culpable ante la vista de Dios por transgredir
su ley. El hecho de que la gran mayoría continuará transgrediéndola,
y permanecerá así en enemistad con Dios, no es razón para que
algunos no se confiesen culpables y se vuelvan obedientes. Para
un observador superficial, personas que son naturalmente amables,
educadas y refinadas pueden parecer que llevan una vida perfecta.
“El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira
el corazón”.
1 Samuel 16:7
. A menos que las verdades vivificantes
de la Palabra de Dios, cuando se presentan a la conciencia, sean