Página 55 - Fe y Obras (1984)

Basic HTML Version

El pueblo que guarda los mandamientos
51
¡Cuán necesaria se revelará la purificación de toda contaminación
moral! Entonces, cuando esto sea realizado, cuando contemplen la
hermosura del Redentor, su misericordia y compasión, la contumacia
de la voluntad que ha mantenido a tantos alejados de la luz, se
desvanecerá por completo de sus almas.
Cada uno de nosotros debe caer sobre la Roca y ser quebrantado.
¿Habrá alguno que mantendrá su obstinación? ¿Habrá alguno que se
aferrará a su justificación propia? ¿Habrá alguno que no alcanzará
a ver la hermosura de Cristo? ¿Hay aquí un corazón que no se
subyugará por el amor de Jesús? ¿Retendrá alguno una partícula de
amor propio?
Necesitamos acercarnos aún más a Dios... ¿Por qué nuestros
corazones han sido tan insensibles al amor de Dios? ¿Por qué hemos
pronunciado juicios tan severos acerca de nuestro Padre celestial?
Por la luz que el Señor me ha dado, sé que Satanás ha tergiversado a
nuestro Dios en toda forma posible. Ha echado su diabólica sombra
a través de nuestro camino, para que no percibamos a nuestro Dios
como un Dios de misericordia, compasión y verdad. Por esto el
hierro se ha introducido en nuestras almas.
Además hemos hablado de la oscuridad que el diablo ha arrojado
sobre nosotros, y nos hemos lamentado por nuestra situación; y
al hacerlo, tan sólo hemos extendido la sombra a otras almas, de
manera que eso que nos dañó a nosotros fue también un daño para
[60]
ellos. Al pronunciar nuestras palabras de incredulidad, otros han
sido envueltos en tinieblas y duda.
No podemos permitirnos hacer esta obra. De ese modo ponemos
a nuestro bondadoso Padre celestial en una luz falsa. Todo esto debe
cambiar. Debemos recoger los rayos de verdad divina y permitir que
nuestra luz ilumine el oscuro sendero de otros. La luz del cielo brilla
para los que siguen a Cristo, la luz del mundo. “El que me sigue, no
andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
Juan 8:12
.
¿Qué clase de recomendación de la religión de Cristo dan ustedes
al mundo si andan quejándose y lamentándose, llenos de pesar? Los
que guardan los mandamientos de Dios deberían hacer manifiesto
que la verdad está santificando el alma, refinando y purificando los
pensamientos, y elevando el carácter y la vida. Cristo murió para que
la imagen moral de Dios pudiera ser restaurada en nuestras almas y
pudiese reflejarse ante quienes nos rodean.