Página 80 - Fe y Obras (1984)

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Fe y Obras
mejor religión, cuando se corrompe, es siempre la más peligrosa en
su influencia sobre las mentes. La religión pura y viva consiste en la
obediencia a toda palabra que sale de la boca de Dios. La justicia
exalta a una nación, y la falta de ella degrada y corrompe al hombre.
“Crean, tan sólo crean”
Hoy en día se pronuncian desde los púlpitos las siguientes pa-
labras: “Crean, tan sólo crean. Tengan fe en Cristo; no tienen nada
que hacer con la antigua ley; tan sólo confíen en Cristo”. ¡Cuán
diferentes son estas palabras de las del apóstol que declara que la fe
sin obras es muerta. El dice: “Pero sed hacedores de la palabra, y no
tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”.
Santiago
1:22
. Debemos poseer la fe que obra por amor y purifica el alma.
Muchos procuran sustituir una fe superficial con una vida recta y
piensan que por medio de esto obtendrán la salvación.
El Señor requiere en la actualidad exactamente lo que requirió de
Adán en el Edén: la perfecta obediencia a la ley de Dios. Debemos
poseer una rectitud sin ningún defecto, sin tacha alguna. Dios dio a su
Hijo para que muriera por el mundo, pero El no murió para abrogar la
ley que era santa y justa y buena. El sacrificio de Cristo en el Calvario
es un argumento incontestable que muestra la inmutabilidad de la
ley. Su penalidad fue sufrida por el Hijo de Dios en favor del hombre
culpable, para que mediante los méritos de Aquel, el pecador pudiera
por la fe en su nombre obtener la virtud de su carácter inmaculado.
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Se le dio al pecador una segunda oportunidad de guardar la ley
de Dios mediante la fortaleza de su divino Redentor. La cruz del
Calvario condena para siempre la idea que Satanás ha colocado
delante del mundo cristiano -que la muerte de Cristo abolió no
solamente el sistema típico de sacrificios y ceremonias sino también
la inmutable ley de Dios, el fundamento de su trono, la transcripción
de su carácter.
Por medio de todos los artificios posibles Satanás ha procurado
invalidar la eficacia del sacrificio del Hijo de Dios, hacer que su
expiación sea inútil y su misión un fracaso. Ha sostenido que la
muerte de Cristo hizo innecesaria la obediencia a la ley y permitió
que el pecador obtuviera, sin abandonar el pecado, el favor de un
Dios santo. Ha declarado que la norma del Antiguo Testamento fue