Página 114 - Los Hechos de los Ap

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Capítulo 16—El evangelio en Antioquía
Este capítulo está basado en Hechos 11:19-26; 13:1-3.
Después que los discípulos fueron expulsados de Jerusalén por la
persecución, el mensaje evangélico se difundió rápidamente por las
comarcas limítrofes de Palestina, y en importantes poblaciones se
constituyeron pequeñas compañías de creyentes. Algunos de los dis-
cípulos “fueron hasta Fenicia, y Chipre, y Antioquía, predicando la
palabra.” (V.M.) Sus labores se limitaban por lo general a los judíos
hebreos y griegos, de los cuales había entonces grandes colonias en
casi todas las ciudades del mundo.
Entre los lugares mencionados donde el Evangelio fué recibido
con regocijo, está Antioquía, entonces capital de Siria. El extenso
comercio de aquel populoso centro atraía mucha gente de diversas
nacionalidades. Al mismo tiempo, Antioquía era favorablemente
conocida como punto de reunión para los amantes de la comodi-
dad y el placer, por causa de su situación saludable, de hermosos
alrededores, y de la riqueza, la cultura y el refinamiento que allí se
hallaban. En los días de los apóstoles, había llegado a ser una ciudad
de lujo y vicio.
El Evangelio fué públicamente enseñado en Antioquía por ciertos
discípulos de Chipre y Cirene, quienes entraron “anunciando el
evangelio del Señor Jesús.” “Y la mano del Señor era con ellos;”
su fervorosa labor producía fruto, pues “creyendo, gran número se
convirtió al Señor.”
“Y llegó la fama de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba
en Jerusalem; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía.”
Al llegar a su nuevo campo de labor, Bernabé vió la obra hecha
allí por la gracia divina, y “regocijóse; y exhortó a todos a que
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permaneciesen en el propósito del corazón en el Señor.”
La obra de Bernabé en Antioquía fué copiosamente bendecida y
aumentó allí muchísimo el número de fieles. Al prosperar la obra,
sintió Bernabé la necesidad de ayuda conveniente a fin de avanzar
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