Página 145 - Los Hechos de los Ap

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Judíos y gentiles
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predicando y enseñando la Palabra, ¿no es extraño que disimulase, y
eludiese los principios del Evangelio por temor al hombre, o a fin de
granjearse estima? ¿No es extraño que vacilara en su adhesión a lo
recto? Dios dé a cada uno la comprensión de su impotencia, de su
incapacidad para guiar debidamente su propio navío sano y salvo al
puerto.
En su ministerio, Pablo se veía obligado a menudo a estar solo.
Era especialmente enseñado por Dios, y no se atrevía a hacer con-
cesiones que comprometieran los principios. A veces la carga era
pesada, pero Pablo se mantenía firme de parte de lo recto. Compren-
día que la iglesia no debía ser puesta nunca bajo el dominio del poder
humano. Las tradiciones y máximas de los hombres no debían tomar
el lugar de la verdad revelada. El avance del mensaje evangélico
no debía ser estorbado por los prejuicios y las preferencias de los
hombres, cualquiera fuese su posición en la iglesia.
Pablo se había consagrado con todas sus facultades al servicio
de Dios. Había recibido las verdades del Evangelio directamente
del cielo, y en todo su ministerio mantuvo una relación vital con
los agentes celestiales. Había sido enseñado por Dios en cuanto
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a la imposición de cargas innecesarias a los cristianos gentiles;
así cuando los creyentes judaizantes introdujeron en la iglesia de
Antioquía el asunto de la circuncisión, Pablo conocía el sentir del
Espíritu de Dios concerniente a esa enseñanza, y tomó una posición
firme e inflexible que libró a las iglesias de las ceremonias y los ritos
judíos.
No obstante el hecho de que Pablo era enseñado personalmente
por Dios, no tenía ideas exageradas de la responsabilidad personal.
Aunque esperaba que Dios lo guiara directamente, estaba siempre
listo a reconocer la autoridad impartida al cuerpo de creyentes unidos
como iglesia. Sentía la necesidad de consejo; y cuando se levantaban
asuntos de importancia, se complacía en presentarlos a la iglesia, y
se unía con sus hermanos para buscar a Dios en procura de sabiduría
para hacer decisiones correctas. Aun “los espíritus de los profetas—
decía—sujetos están a los profetas: porque Dios no es Dios de
confusión, sino de paz, como sucede en todas las iglesias de los
santos.”
1 Corintios 14:32, 33 (VM)
. Con Pedro, enseñaba que todos
los que están unidos como miembros de iglesia deben estar “sumisos
unos a otros.”
1 Pedro 5:5
.
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