Página 199 - Los Hechos de los Ap

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Apolos en Corinto
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de muchos, pueda cumplirse la voluntad del Espíritu. Los hombres
que proceden de acuerdo con sus propios rasgos fuertes de carácter,
y rehusan llevar el yugo con otros que han tenido larga experiencia
en la obra de Dios, llegarán a cegarse por la confianza propia y a in-
capacitarse para discernir entre lo falso y lo verdadero. No es seguro
elegir a los tales como dirigentes de la iglesia; porque seguirían su
propio juicio y plan, sin importarles el juicio de sus hermanos. Es
fácil para el enemigo trabajar por medio de aquellos que, necesitando
consejo ellos mismos a cada paso, asumen el cuidado de las almas
por su propia fuerza, sin haber aprendido la humildad de Cristo.
Las impresiones solas no son una guía segura del deber. A me-
nudo el enemigo induce a los hombres a creer que es Dios quien los
guía, cuando en realidad están siguiendo sólo el impulso humano.
Pero si vigilamos cuidadosamente, si consultamos a nuestros herma-
nos, se hará comprender la voluntad del Señor; porque la promesa es:
“Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos
su carrera.”
Salmos 25:9
.
En la iglesia cristiana primitiva había algunos que rehusaban
reconocer a Pablo y a Apolos, y sostenían que Pedro era su jefe.
Afirmaban que Pedro había sostenido la más estrecha relación con
Cristo cuando el Señor estuvo en la tierra, mientras que Pablo había
perseguido a los creyentes. Las opiniones y los sentimientos de
los tales estaban dominados por el prejuicio. No manifestaban la
liberalidad, la generosidad, la ternura, que revelan que Cristo habita
en el corazón.
Había peligro de que este espíritu partidista produjera un gran
mal en la iglesia cristiana; y el Señor le indicó a Pablo que pro-
nunciara palabras de ferviente amonestación y solemne protesta. A
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aquellos que decían: “Yo cierto soy de Pablo, pues yo de Apolos; y
yo de Cefas, y yo de Cristo,” el apóstol preguntó: “¿Está dividido
Cristo? ¿Fué crucificado Pablo por vosotros? ¿o habéis sido bauti-
zados en el nombre de Pablo?” “Así que, ninguno se gloríe en los
hombres—suplicó;—porque todo es vuestro; sea Pablo, sea Apolos,
sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente,
sea lo por venir; todo es vuestro; y vosotros de Cristo; y Cristo de
Dios.”
1 Corintios 1:12, 13
;
3:21-23
.
Pablo y Apolos estaban en perfecto acuerdo. El último estaba
chasqueado y apenado por la disensión existente en la iglesia de