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Los Hechos de los Apóstoles
algunos de los mismos hechiceros fueron alcanzados por esta buena
obra; y “muchos de los que habían practicado vanas artes, traje-
ron los libros, y los quemaron delante de todos; y echada la cuenta
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del precio de ellos, hallaron ser cincuenta mil denarios. Así crecía
poderosamente la palabra del Señor, y prevalecía.”
Al quemar estos libros de magia, los conversos efesios mostraron
que ahora aborrecían las cosas en las cuales se habían deleitado una
vez. Era por la magia cómo habían ofendido especialmente a Dios
y puesto en peligro sus almas; y contra la magia manifestaron tal
indignación. Así dieron evidencia de su verdadera conversión.
Estos tratados sobre adivinación contenían reglas y formas de
comunicarse con los malos espíritus. Eran los reglamentos del culto
de Satanás, instrucciones para solicitar su ayuda y obtener de él
información. Reteniendo estos libros, los discípulos se hubieran
expuesto a la tentación; vendiéndolos, hubieran colocado la tentación
en el camino de otros. Habían renunciado al reino de las tinieblas;
y para destruir su poder, no vacilaron ante ningún sacrificio. Así la
verdad triunfó sobre los prejuicios de los hombres, y también sobre
su amor al dinero.
Por esta manifestación del poder de Cristo, se ganó una poderosa
victoria en favor del cristianismo en la misma fortaleza de la supers-
tición. La influencia que tuvo fué más extensa de lo que aun Pablo
comprendía. Desde Efeso las nuevas se extendieron ampliamente, y
se dió un poderoso impulso a la causa de Cristo. Mucho después que
el apóstol mismo hubo terminado su carrera, estas escenas vivían en
la memoria de los hombres, y eran el medio de ganar conversos para
el Evangelio.
Algunas personas alientan la creencia de que las supersticiones
paganas han desaparecido ante la civilización del siglo veinte. Pero
la Palabra de Dios y el duro testimonio de los hechos declaran que
se práctica la hechicería en nuestro tiempo tan seguramente como
en los días de los magos de la antigüedad. El antiguo sistema de la
magia es, en realidad, el mismo que ahora se conoce con el nombre
de espiritismo moderno. Satanás halla acceso a miles de mentes
presentándose bajo el disfraz de amigos desaparecidos. Las Sagradas
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Escrituras declaran que “los muertos nada saben.”
Eclesiastés 9:5
.
Sus pensamientos, su amor, su odio, han perecido. Los muertos no