Página 255 - Los Hechos de los Ap

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Capítulo 34—Un ministerio consagrado
En su vida y lecciones Cristo dió una perfecta ejemplificación del
ministerio abnegado que tiene su origen en Dios. Dios no vive para
sí. Al crear el mundo y al sostener todas las cosas, está ministrando
constantemente a otros. “Hace que su sol salga sobre malos y buenos,
y llueve sobre justos e injustos.”
Mateo 5:45
. El Padre encomendó al
Hijo este ideal de ministerio. Jesús fué dado para que permaneciera
a la cabeza de la humanidad, y enseñara por su ejemplo qué significa
ministrar. Toda su vida estuvo bajo la ley del servicio. El servía a
todos, ministraba a todos.
Vez tras vez, Jesús trató de establecer este principio entre sus
discípulos. Cuando Santiago y Juan le pidieron la preeminencia,
les dijo: “Mas entre vosotros no será así; sino el que quisiere entre
vosotros hacerse grande, será vuestro servidor; y el que quisiere
entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo: como el Hijo del
hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida
en rescate por muchos.”
Mateo 20:26-28
.
Desde su ascensión, Cristo ha llevado adelante su obra en la
tierra mediante embajadores escogidos, por medio de quienes habla
aún a los hijos de los hombres y ministra sus necesidades. El que
es la gran Cabeza de la iglesia dirige su obra mediante hombres
ordenados por Dios para que actúen como sus representantes.
La posición de aquellos que han sido llamados por Dios para
trabajar en palabra y en doctrina para la edificación de su iglesia, es
de grave responsabilidad. En lugar de Cristo han de suplicar a los
hombres y mujeres que se reconcilien con Dios; y pueden cumplir
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su misión solamente en la medida en que reciban sabiduría y poder
de lo alto.
Los ministros de Cristo son los atalayas espirituales de la gente
encomendada a su cuidado. Su trabajo se ha comparado al de los
centinelas. En los tiempos antiguos los centinelas eran colocados
sobre los muros de las ciudades, donde, desde puntos estratégicos,
podían ver los puestos importantes que debían ser protegidos, y dar
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