Página 314 - Los Hechos de los Ap

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Capítulo 43—En Roma
Este capítulo está basado en Hechos 28:11-31 y Filemón.
Con la reanudación del tránsito marítimo, el centurión y sus
prisioneros emprendieron su viaje a Roma. Un buque alejandrino,
el “Cástor y Pólux,” había invernado en Melita en su viaje hacia
el occidente, y en él se embarcaron los viajeros. Aunque un poco
retardado por vientos contrarios, el viaje se realizó sin novedad, y el
barco ancló en el hermoso puerto de Puteolos, en la costa de Italia.
En ese lugar había unos pocos cristianos, los cuales rogaron al
apóstol que se quedara con ellos siete días, privilegio que le fué
concedido amablemente por el centurión. Desde que recibieran la
Epístola de Pablo a los Romanos, los cristianos de Italia habían
esperado ansiosamente una visita del apóstol. No habían pensado
verlo llegar como preso, pero sus sufrimientos despertaron en ellos
aun mayor cariño hacia él. La distancia de Puteolos a Roma era
aproximadamente de 224 kilómetros, y como el puerto se hallaba
en constante comunicación con la metrópoli, los cristianos de Ro-
ma fueron informados de la llegada inminente de Pablo, de modo
que algunos de ellos salieron para encontrarse con él y darle la
bienvenida.
Al octavo día del desembarco, el centurión y sus presos empren-
dieron viaje a Roma. Julio le concedió voluntariamente al apóstol
todo el favor que le fué dable concederle; pero no podía cambiar su
calidad de preso ni soltarle de la cadena que lo ligaba a su guardia
militar. Con corazón apesadumbrado el apóstol avanzaba para hacer
su visita largo tiempo anhelada a la metrópoli del mundo. ¡Cuán
diferentes eran las circunstancias de las que él se había imaginado!
¿Cómo podría él, encadenado y estigmatizado, proclamar el Evan-
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gelio? Parecía que sus esperanzas de ganar a muchas almas para la
verdad en Roma iban a quedar chasqueadas.
Por fin los viajeros llegan a la plaza de Apio, a 65 kilómetros
de Roma. Mientras se abren paso entre las multitudes que llenan
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