Página 341 - Los Hechos de los Ap

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Pablo en libertad
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reconocido como el gobernante absoluto de todo el mundo civilizado.
Y más que esto, era objeto de honores divinos y adorado como un
dios.
Desde el punto de vista del juicio humano, era segura la condena
de Pablo ante semejante juez. Pero el apóstol comprendía que mien-
tras se mantuviese leal a Dios, de nada había de temer. Aquel que en
lo pasado fuera su protector, podría escudarle aun de la malignidad
de los judíos y del poder de César.
Y Dios escudó a su siervo. Cuando se examinaron las acusacio-
nes contra Pablo, nadie las sostuvo; y contrariamente a la expectativa
general, y con una consideración por la justicia totalmente opuesta a
su carácter, Nerón absolvió al procesado. Pablo se vió desligado de
sus cadenas; y en completa libertad.
Si el proceso de Pablo se hubiese diferido por más tiempo, o
si por cualquier motivo se hubiera detenido en Roma hasta el año
siguiente, sin duda habría perecido en la persecución que se desató
contra los cristianos. Durante el encarcelamiento de Pablo los conver-
sos al cristianismo habían llegado a ser tan numerosos que atrajeron
la atención y suscitaron la enemistad de las autoridades. La cólera
del emperador se excitó especialmente por la conversión de gente de
su propia casa y pronto encontró pretexto para hacer a los cristianos
objeto de su despiadada crueldad.
Por entonces estalló en Roma un terrible incendio que consumió
casi media ciudad. Según rumores, el mismo Nerón había sido el
incendiario; pero a fin de alejar toda sospecha hizo alarde de gran
generosidad yendo a visitar a las víctimas del siniestro que habían
quedado sin hogar y desamparadas. Sin embargo, se le acusó del
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crimen. El pueblo se encolerizó y enfureció y para disculparse a sí
mismo y al mismo tiempo para quitar de la ciudad a una clase que
temía y odiaba, Nerón dirigió la acusación sobre los cristianos. Su
ardid tuvo éxito y millares de los seguidores de Cristo, hombres,
mujeres y niños, fueron cruelmente martirizados.
Escapó Pablo de aquella terrible persecución porque muy luego
de verse en libertad, salió de Roma. Este último período de libertad
lo utilizó diligentemente para trabajar entre las iglesias. Era su
propósito establecer una unión más firme entre las iglesias griegas y
orientales y fortalecer el entendimiento de los creyentes contra las
falsas doctrinas que ya se insinuaban para corromper la fe.