Página 355 - Los Hechos de los Ap

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La última carta de Pablo
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alegría la oposición, el vituperio y la persecución a que pudiera
exponerse en virtud de su fidelidad, y a hacer completa demostración
de su ministerio, empleando cada recurso a su alcance para beneficiar
a aquellos por quienes Cristo murió.
La vida de Pablo fué una ejemplificación de las verdades que
enseñaba: en eso estribaba su poder. Su corazón estaba lleno de un
profundo y perdurable sentido de su responsabilidad; y trabajaba
en íntima comunión con Aquel que es la fuente de la justicia, mise-
ricordia y verdad. Se aferraba a la cruz de Cristo como a su única
garantía de éxito. El amor del Salvador era el motivo imperecedero
que le sostenía en sus conflictos con el yo, en sus luchas contra el
mal, mientras avanzaba en el servicio de Cristo contra la hostilidad
del mundo y la oposición de sus enemigos.
Lo que la iglesia necesita en estos días de peligro es un ejército
de obreros que, como Pablo, se hayan educado para ser útiles, ten-
gan una experiencia profunda en las cosas de Dios y estén llenos
de fervor y celo. Se necesitan hombres santificados y abnegados;
hombres que no esquiven las pruebas y la responsabilidad; hombres
valientes y veraces; hombres en cuyos corazones Cristo constituya
la “esperanza de gloria,” y quienes, con los labios tocados por el
fuego santo, prediquen la Palabra. Por carecer de tales obreros la
causa de Dios languidece, y errores fatales, cual veneno mortífero,
corrompen la moral y agostan las esperanzas de una gran parte de la
raza humana.
A medida que los fieles y fatigados portaestandartes están ofre-
ciendo su vida por causa de la verdad, ¿quién se adelantará para
ocupar su lugar? ¿Aceptarán nuestros jóvenes el santo cometido
de manos de sus padres? ¿Están ellos preparados para llenar las
vacantes producidas por la muerte de los fieles? ¿Tendrán en cuenta
las recomendaciones de los apóstoles? ¿Escucharán el llamamiento
del deber mientras están rodeados por las incitaciones al egoísmo y
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a la ambición que engañan a la juventud?
Pablo concluyó su carta con mensajes particulares para distintas
personas, y otra vez repitió el urgente ruego de que Timoteo fuera
pronto—si fuese posible, antes del invierno. Habló de su soledad,
causada por el abandono de algunos amigos suyos, y la ausencia
necesaria de otros; y para que Timoteo no vacilase, temiendo que la