Página 404 - Los Hechos de los Ap

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Los Hechos de los Apóstoles
en una inmunda mazmorra. Esteban fué apedreado porque predicó a
Cristo y su crucifixión. Pablo fué encarcelado, azotado con varas,
apedreado y finalmente muerto porque fué un fiel mensajero de Dios
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a los gentiles. Y Juan fué desterrado a la isla de Patmos “por la
palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.”
Estos ejemplos de constancia humana atestiguan la fidelidad de
las promesas de Dios, su constante presencia y su gracia sostenedora.
Testificaron del poder de la fe para resistir a las potestades del mundo.
Es obra de la fe confiar en Dios en la hora más obscura, y sentir, a
pesar de ser duramente probados y azotados por la tempestad, que
nuestro Padre empuña el timón. Sólo el ojo de la fe puede ver más
allá de las cosas presentes para estimar correctamente el valor de las
riquezas eternas.
Jesús no presentó a sus seguidores la esperanza de alcanzar
gloria y riquezas terrenas ni de vivir una vida libre de pruebas. Al
contrario, los llamó a seguirle en el camino de la abnegación y el
vituperio. El que vino para redimir al mundo fué resistido por las
fuerzas unidas del mal. En confederación despiadada, los hombres
malos y los ángeles caídos se opusieron al Príncipe de Paz. Todas
las palabras y los hechos de él revelaron divina compasión, y su
diferencia del mundo provocó la más amarga hostilidad.
Así será con todos los que deseen vivir píamente en Cristo Jesús.
Persecuciones y vituperios esperan a todos los que estén dominados
por el espíritu de Cristo. El carácter de la persecución cambia con
los tiempos, pero el principio—el espíritu que la fomenta—es el
mismo que siempre mató a los escogidos del Señor desde los días
de Abel.
En todas las épocas Satanás persiguió al pueblo de Dios. Torturó
a sus hijos y los entregó a muerte, pero en su muerte llegaron a ser
vencedores. Testificaron del poder de Uno que es más fuerte que
Satanás. Hombres perversos pueden torturar y matar el cuerpo, pero
no pueden destruir la vida que está escondida con Cristo en Dios.
Pueden encerrar a hombres y mujeres dentro de las paredes de una
cárcel, pero no pueden amarrar el espíritu.
En medio de la prueba y la persecución, la gloria—el carácter—
de Dios se revela en sus escogidos. Los creyentes en Cristo, odiados
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y perseguidos por el mundo, son educados y disciplinados en la
escuela del Señor. En la tierra andan por caminos angostos; son