Página 421 - Los Hechos de los Ap

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La iglesia triunfante
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La iglesia es la agencia de Dios para la proclamación de la
verdad, facultada por él para hacer una obra especial; y si le es leal y
obediente a todos sus mandamientos, habitará en ella la excelencia
de la gracia divina. Si manifiesta verdadera fidelidad, si honra al
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Señor Dios de Israel, no habrá poder capaz de resistirle.
El celo por Dios y su causa indujo a los discípulos a ser testigos
del Evangelio con gran poder. ¿No debería semejante celo encender
en nuestros corazones la determinación de contar la historia del amor
redentor, del Cristo crucificado? Es el privilegio de cada cristiano,
no sólo esperar, sino apresurar la venida del Salvador.
Si la iglesia estuviese dispuesta a vestirse con la justicia de
Cristo, apartándose de toda obediencia al mundo, se presentaría ante
ella el amanecer de un brillante y glorioso día. La promesa que Dios
le hizo permanecerá firme para siempre. La hará una gloria eterna,
un regocijo para muchas generaciones. La verdad, pasando por alto
a los que la desprecian y rechazan, triunfará. Aunque a veces ha
parecido sufrir retrasos, su progreso nunca ha sido detenido. Cuando
el mensaje de Dios lucha con oposición, él le presta fuerza adicional,
para que pueda ejercer mayor influencia. Dotado de energía divina,
podrá abrirse camino a través de las barreras más fuertes, y triunfar
sobre todo obstáculo.
¿Qué sostuvo al Hijo de Dios en su vida de pruebas y sacrificios?
Vió los resultados del trabajo de su alma y fué saciado. Mirando ha-
cia la eternidad, contempló la felicidad de los que por su humillación
obtuvieron el perdón y la vida eterna. Su oído captó la aclamación
de los redimidos. Oyó a los rescatados cantar el himno de Moisés y
del Cordero.
Podemos tener una visión del futuro, de la bienaventuranza en
el cielo. En la Biblia se revelan visiones de la gloria futura, escenas
bosquejadas por la mano de Dios, las cuales son muy estimadas por
su iglesia. Por la fe podemos estar en el umbral de la ciudad eterna, y
oír la bondadosa bienvenida dada a los que en esta vida cooperaron
con Cristo, considerándose honrados al sufrir por su causa. Cuando
se expresen las palabras: “Venid, benditos de mi Padre,” pondrán
sus coronas a los pies del Redentor, exclamando: “El Cordero que
fué inmolado es digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y
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fortaleza y honra y gloria y alabanza.... Al que está sentado en el