Página 64 - Los Hechos de los Ap

Basic HTML Version

60
Los Hechos de los Apóstoles
gobernantes por causa de mi nombre.” “Mas seréis entregados aun
de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a
algunos de vosotros.”
Juan 16:33
;
Lucas 21:12, 16
.
Esta profecía se ha cumplido de manera notable. Todo ultraje,
vituperio y crueldad que Satanás pudo inventar e instigar a los cora-
zones humanos se ha dirigido contra los seguidores de Jesús. Y esto
se cumplirá de nuevo de un modo notable; porque el corazón carnal
está todavía enemistado contra la ley de Dios y no quiere sujetarse a
[70]
sus mandamientos. El mundo no está más en armonía hoy con los
principios de Cristo de lo que estaba en los días de los apóstoles.
El mismo odio que inspiró el grito: “¡Crucifícale, crucifícale!,” el
mismo odio que condujo a la persecución de los discípulos, obra
todavía en los hijos de desobediencia. El mismo espíritu que en la
Edad Media condenó a hombres y mujeres a la cárcel, al destierro
y a la muerte; que concibió la aguda tortura de la Inquisición; que
planeó y ejecutó la matanza de San Bartolomé, y los autos de fe
de Smithfield, está todavía obrando con maligna energía en los co-
razones no regenerados. La historia de la verdad ha sido siempre
el relato de una lucha entre el bien y el mal. La proclamación del
Evangelio se ha realizado siempre en este mundo haciendo frente a
la oposición, los peligros, las pérdidas y el sufrimiento.
¿Cuál fué la fortaleza de los que en tiempos pasados padecieron
persecución por causa de Cristo? Consistió en su unión con Dios,
con el Espíritu Santo y con Cristo. El vituperio y la persecución han
separado a muchos de sus amigos terrenales, pero nunca del amor
de Cristo. Nunca es tan amada de su Salvador el alma combatida
por las tormentas de la prueba como cuando padece afrenta por la
verdad. “Yo le amaré, y me manifestaré a él,” dijo Cristo.
Juan 14:21
.
Cuando el creyente se sienta en el banquillo de los acusados ante los
tribunales terrenales por causa de la verdad, está Cristo a su lado.
Cuando se ve recluído entre las paredes de una cárcel, Cristo se le
manifiesta y le consuela con su amor. Cuando padece la muerte por
causa de Cristo, el Salvador le dice: Podrán matar el cuerpo, pero
no podrán dañar el alma. “Confiad, yo he vencido al mundo.”
Juan
16:33
. “No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu
Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con
la diestra de mi justicia.”
Isaías 41:10
.