Página 91 - Los Hechos de los Ap

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Capítulo 13—Días de preparación
Este capítulo está basado en Hechos 9:19-30.
Después de su bautismo, Pablo dejó de ayunar y permaneció “por
algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. Y luego
en las sinagogas predicaba a Cristo, diciendo que éste era el Hijo
de Dios.” Osadamente declaraba que Jesús de Nazaret era el Mesías
por mucho tiempo esperado, que “fué muerto por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras; ... fué sepultado, y ... resucitó al tercer
día,” después de lo cual fué visto por los doce, y por otros. “Y el
postrero de todos,” añadió Pablo, “como a un abortivo, me apareció a
mí.”
1 Corintios 15:3, 4, 8
. Sus argumentos de las profecías eran tan
concluyentes, y sus esfuerzos estaban tan manifiestamente asistidos
por el poder de Dios, que los judíos se confundían y eran incapaces
de contestarle.
Las noticias de la conversión de Pablo llegaron a los judíos
produciendo una gran sorpresa. El que había ido a Damasco “con
potestad y comisión de los príncipes de los sacerdotes” (
Hechos
26:12
), para aprehender y perseguir a los creyentes, estaba ahora
predicando el Evangelio de un Salvador crucificado y resucitado,
fortaleciendo las manos de los que eran ya sus discípulos, y trayen-
do continuamente nuevos conversos a la fe que una vez combatió
acerbamente.
Pablo había sido conocido anteriormente como un celoso defen-
sor de la religión judía, y un incansable perseguidor de los seguidores
de Jesús. Era valeroso, independiente, perseverante, y sus talentos
y preparación le capacitaban para prestar casi cualquier servicio.
Razonaba con extraordinaria claridad, y mediante su aplastador sar-
casmo podía colocar a un oponente en situación nada envidiable. Y
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ahora los judíos veían a ese joven de posibilidades extraordinarias
unido a los que anteriormente había perseguido, y predicando sin
temor en el nombre de Jesús.
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