Página 108 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
parcela de tierra y esto aseguraba a todos las vivificantes bendiciones
de una vida pura y conforme a la naturaleza
Efecto del ambiente en el carácter de Juan
—Juan el Bautista,
el precursor de Cristo, recibió de sus padres su primera preparación.
Pasó la mayor parte de su vida en el desierto.... Prefirió Juan dejar
de lado los goces y lujos de la vida en la ciudad para someterse a
la severa disciplina del desierto. Allí el ambiente era favorable para
los hábitos de sencillez y abnegación. Allí, sin que le interrumpiera
el clamor del mundo, podía estudiar las lecciones de la naturaleza,
de la revelación y de la providencia.... Desde la infancia se le había
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recordado su misión, y él había aceptado el cometido santo. La sole-
dad del desierto le proporcionaba una grata oportunidad de escapar
de una sociedad en que las sospechas, la incredulidad y la impureza
lo dominaban casi todo. Desconfiaba de su propia fuerza para resistir
la tentación y rehuía el contacto constante con el pecado, no fuese
que hubiese de perder el sentido de su excesiva pecaminosidad
Otros notables criados en el campo
—Tal fué el caso también
para la gran mayoría de los hombres mejores y más nobles de todas
las edades. Leed la historia de Abrahán, de Jacob y de José, de
Moisés, de David y de Eliseo. Estudiad la vida de los hombres
que en tiempos posteriores desempeñaron cargos de confianza y
responsabilidad, de los hombres cuya influencia fué de las más
eficaces para la regeneración del mundo.
¡Cuántos de estos hombres se criaron en humildes hogares del
campo! Poco supieron de lujos. No malgastaron su juventud en
diversiones. Muchos de ellos tuvieron que luchar con la pobreza y
las dificultades. Muy jóvenes aún aprendieron a trabajar, y su vida
activa al aire libre dió vigor y elasticidad a todas sus facultades.
Obligados a depender de sus propios recursos, aprendieron a luchar
con las dificultades y a vencer los obstáculos, con lo que adquirieron
valor y perseverancia. Aprendieron a tener confianza en sí mismos y
dominio propio. Apartados en gran medida de las malas compañías,
se contentaban con placeres naturales y buenas compañías. Sus
gustos eran sencillos, y templados sus hábitos. Se dejaban dirigir
por principios, y crecían puros, fuertes y veraces. Al ser llamados a
efectuar la obra principal de su vida, pusieron en juego vigor físico y
mental, buen ánimo, capacidad para idear y ejecutar planes, firmeza