Página 112 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
Consejos acerca de mudarse del campo a la ciudad
—Muchos
padres mudan sus hogares del campo a la ciudad, porque consideran
ésta como un lugar más deseable o provechoso. Pero al hacer este
cambio, exponen a sus hijos a muchas y grandes tentaciones. Los
muchachos no tienen ocupación, obtienen una educación callejera
y pasan de una etapa de depravación a otra, hasta que pierden todo
interés en cuanto es bueno, puro y santo. ¡Cuánto mejor habría sido
que los padres hubieran permanecido con sus familias en el campo,
donde reinan las influencias más favorables para la fortaleza física
y mental! Enséñese a los jóvenes a trabajar en el cultivo del suelo,
y déjeselos dormir el dulce sueño inducido por el cansancio y la
inocencia.
Por la negligencia de los padres, los jóvenes de nuestras ciudades
están corrompiendo sus caminos y contaminando sus almas delante
de Dios. Tal será siempre el fruto de la ociosidad. Los asilos de
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pobres, las cárceles y los patíbulos pregonan la triste historia de los
deberes descuidados por los padres
Mejor es sacrificar cualesquiera consideraciones mundanales,
o aun todas ellas, antes de poner en peligro las almas preciosas
confiadas a vuestro cuidado. Serán asaltadas por tentaciones, y se
les debe enseñar a arrostrarlas; pero es vuestro deber suprimir toda
influencia, romper todo hábito, cortar todo vínculo que os impidan
realizar la entrega más libre, abierta y cordial de vosotros mismos y
vuestras familias a Dios.
En vez de la ciudad atestada, buscad algún lugar retraído, donde
vuestros hijos estarán, hasta donde se pueda, protegidos de la tenta-
ción, y allí educadlos para ser útiles. El profeta Ezequiel enumera
así las causas que condujeron al pecado y la destrucción de Sodoma:
“Soberbia, hartura de pan, y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus
hijas; y no corroboró la mano del afligido y del menesteroso”.
Eze-
quiel 16:49
. Todos los que quieran escapar a la suerte de Sodoma,
deben rehuir la conducta que trajo los juicios de Dios sobre aquella
ciudad perversa
Cuando Lot se estableció en Sodoma, estaba completamente
decidido a abstenerse de la impiedad y a “mandar a su casa después
de sí” que obedeciera a Dios. Pero fracasó rotundamente. Las co-
rruptoras influencias que le rodeaban afectaron su propia fe, y la
unión de sus hijas con los habitantes de Sodoma vinculó hasta cierto