Capítulo 27—Un círculo sagrado
La santidad de la familia
—Existe en derredor de cada familia
un círculo sagrado que debe preservarse. Ninguna otra persona tiene
derecho a cruzar este círculo sagrado. El esposo y la esposa deben
serlo todo el uno para el otro. Ella no debe tener secretos que rehuse
revelar a su esposo y comunique a otros, y él no debe tener secretos
que no diga a su esposa y relate a otros. El corazón de la esposa
debe ser una tumba para los defectos del marido, y el corazón de él
una tumba para los defectos de ella.
Nunca debe una de las partes bromear a costa de los sentimientos
de la otra parte. Nunca debe el marido o la mujer quejarse de su
consorte a otros, en broma o de cualquier otra manera, porque con
frecuencia el recurrir a bromas insensatas, que parezcan perfecta-
mente inofensivas, termina en una prueba para cada uno y hasta
en una separación. Se me ha mostrado que debe haber un escudo
sagrado en derredor de cada familia
El círculo del hogar debe considerarse como un lugar sagrado,
un símbolo del cielo, un espejo en el cual nos reflejemos. Podemos
tener amigos y conocidos, pero no hemos de entrometernos en la
vida del hogar. Debe experimentarse un fuerte sentido de propiedad,
que cree una impresión de comodidad, confianza y reposo
Deben santificarse la lengua, los oídos y los ojos
— Rueguen a
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Dios los que componen el círculo familiar para pedirle que santifique
sus lenguas, oídos, ojos y todo miembro de su cuerpo. Cuando
tropezamos con el mal, no es necesario que nos venza. Cristo ha
hecho posible que nuestro carácter tenga la fragancia del bien....
¡Cuántos deshonran a Cristo y representan falsamente su carác-
ter en el círculo del hogar! ¡Cuántos son los que no manifiestan
paciencia, tolerancia, perdón ni verdadero amor! Muchos tienen sus
gustos y aversiones y se sienten libres para manifestar su propia
disposición perversa en vez de revelar la voluntad, las obras y el
carácter de Cristo. La vida de Jesús rebosa bondad y amor. ¿Estamos
creciendo en su naturaleza divina
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