Página 157 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 30—El compañerismo en la familia
Los padres deben conocer a sus hijos
—Algunos padres no los
comprenden a éstos [sus hijos], ni los conocen verdaderamente. A
menudo hay una gran distancia entre padres e hijos. Si los padres
quisieran compenetrarse plenamente de los sentimientos de sus hijos,
y desentrañar lo que hay en sus corazones, se beneficiarían ellos
mismos
El padre y la madre deben obrar juntos en plena simpatía el uno
con el otro. Deben hacerse compañeros de sus hijos
Los padres deben estudiar la manera mejor y de más éxito para
ganar el amor y la confianza de sus hijos, a fin de que puedan con-
ducirlos en la senda recta. Deben reflejar el sol del amor sobre la
familia
El estímulo y el elogio
—A los niños les gusta la compañía, y
raras veces quieren estar solos. Anhelan simpatía y ternura. Creen
que lo que les gusta agradará también a la madre, y es natural que
acudan a ella con sus menudas alegrías y tristezas. La madre no debe
herir sus corazones sensibles tratando con indiferencia asuntos que,
si bien son baladíes para ella, tienen gran importancia para ellos. La
simpatía y aprobación de la madre les son preciosas. Una mirada
de aprobación, una palabra de aliento o de encomio, serán en sus
corazones como rayos de sol que muchas veces harán feliz el día
Los padres deben ser los confidentes del niño
—Los padres
deben animar a sus hijos a confiar en ellos, a presentarles las penas
de su corazón, sus pequeñas molestias y pruebas diarias
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Instruidlos bondadosamente y ligadlos a vuestro corazón. Este es
un tiempo crítico para los niños. Los rodearán influencias tendientes
a separarlos de vosotros, y debéis contrarrestarlas. Enseñadles a
hacer de vosotros sus confidentes. Permitidles contaros sus pruebas
y goces
Los niños quedarían a salvo de muchos males si fuesen más
familiares con sus padres. Estos deben estimular en sus hijos una
disposición a manifestarse confiados y francos con ellos, a acudir
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