Página 158 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
a ellos con sus dificultades, presentarles el asunto tal cual lo ven y
pedirles consejo cuando se hallan perplejos acerca de qué conducta
es la buena. ¿Quiénes pueden ver y señalarles los peligros mejor que
sus padres piadosos? ¿Quién puede comprender tan bien como ellos
el temperamento peculiar de sus hijos? La madre que ha vigilado
todo el desarrollo de la mente desde la infancia, y conoce su dispo-
sición natural, es la que está mejor preparada para aconsejar a sus
hijos. Quién puede decir como la madre, ayudada por el padre, cuá-
les son los rasgos de carácter que deben ser refrenados y mantenidos
en jaque
“No hay tiempo”
—“No hay tiempo—dice el padre;—no tengo
tiempo que dedicar a la educación de mis hijos, ni a sus placeres
sociales y domésticos.” Entonces Vd. no debiera haber asumido la
responsabilidad de una familia. Al no concederles el tiempo que les
toca en justicia, los priva de la educación que debieran recibir de
Vd. Si tiene hijos, tiene una obra que hacer, en unión con la madre,
en lo que se refiere a la formación del carácter de esos hijos
Muchas madres exclaman: “No tengo tiempo para estar con mis
hijos.” En tal caso, por el amor de Cristo, dedicad menos tiempo
a vuestra indumentaria. Descuidad más bien vuestros adornos y
atavíos. Descuidad el recibir y hacer visitas. Descuidad el cocinar
una variedad infinita de platos, pero nunca, nunca, descuidéis a
vuestros hijos. ¿Qué es el tamo en comparación con el trigo? No
permitáis que cosa alguna se interponga entre vosotras y los mejores
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intereses de vuestros hijos
Recargadas con muchos cuidados, las madres consideran a veces
que no pueden dedicar tiempo alguno para enseñar con paciencia a
sus pequeñuelos y demostrarles amor y simpatía. Recuerden empero
que si los hijos no encuentran en sus padres ni en el hogar la satis-
facción de su deseo de simpatía y de compañerismo, la buscarán en
otra parte, donde tal vez peligren su espíritu y su carácter
Con los hijos en trabajos y juegos
—Dedicad parte de vuestras
horas libres a vuestros hijos; asociaos con ellos en sus trabajos y
deportes, y conquistad su confianza. Cultivad su amistad
Dediquen los padres las veladas a sus familias. Pongan a un lado
los cuidados y las perplejidades con las labores del día
Consejos a los padres reservados y autoritarios
—Existe el
peligro de que tanto los padres como los maestros ordenen y dicten