Página 159 - El Hogar Cristiano (2007)

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El compañerismo en la familia
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demasiado, mientras que no mantienen suficientes relaciones socia-
les con sus hijos o alumnos. Con frecuencia se muestran demasiado
reservados y ejercen su autoridad en una forma fría y carente de
simpatía, que no puede conquistar el corazón de sus hijos y alumnos.
Si hiciesen acercar a los niños a sí y les demostrasen que los aman,
y manifestasen interés en todos sus esfuerzos, y aun en sus juegos,
siendo a veces niños entre los niños, podrían hacer muy felices a
éstos y conquistarían su amor y su confianza. Y los niños respetarían
y amarían más temprano la autoridad de sus padres y maestros
Las malas compañías compiten con el hogar
—Satanás y su
hueste están haciendo arduos esfuerzos para desviar la mente de
los niños, y éstos deben ser tratados con franqueza, ternura y amor
cristianos. Esto os dará una poderosa influencia sobre ellos, y les
hará sentir que pueden depositar una confianza ilimitada en vosotros.
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Rodead a vuestros hijos de los encantos del hogar y de vuestra
sociedad. Si lo hacéis, no tendrán mucho deseo de trabar relaciones
con otros jóvenes. ... A causa de los males que imperan hoy en el
mundo, y de la restricción que es necesario imponer a los hijos, los
padres deben tener doble cuidado de ligarlos a sus corazones y de
dejarles ver que desean hacerlos felices
Los padres deben familiarizarse con sus hijos
—No debe le-
vantarse una valla de frialdad y retraimiento entre padres e hijos.
Intimen los padres con sus hijos; procuren entender sus gustos y dis-
posiciones; compartan sus sentimientos, y descubran lo que embarga
sus corazones.
Padres, demostrad a vuestros hijos que los amáis, y que queréis
hacer cuanto podáis para asegurar su dicha. Si obráis así, las res-
tricciones que necesitéis imponerles tendrán mucho mayor peso en
sus jóvenes inteligencias. Gobernad a vuestros hijos con ternura y
compasión, teniendo siempre presente que “sus ángeles en los cielos
ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos.” Si queréis
que los ángeles desempeñen en favor de vuestros hijos el ministerio
que Dios les ha encomendado, cooperad con ellos haciendo vuestra
parte.
Criados bajo la prudente y amante dirección de un hogar ver-
dadero, los hijos no abrigarán deseos de ir a buscar en otra parte
placer y compañía. El mal no tendrá atractivo para ellos. El espíritu
prevaleciente en el hogar amoldará su carácter; contraerán hábitos y