Capítulo 31—La seguridad mediante el amor
Poder del amor
—Los agentes del amor tienen poder maravillo-
so, porque son divinos. La respuesta suave que “aparta el enojo,” el
amor que “es sufrido y benigno,” el amor que “cubre una multitud
de pecados;” si aprendiéramos esta lección ¡de qué poder sanador
serían dotadas nuestras vidas! La vida sería transformada y la tierra
llegaría a ser la misma semejanza y el goce anticipado del cielo.
Estas preciosas lecciones, enseñadas de un modo sencillo, pue-
den ser comprendidas hasta por los niñitos. El corazón del niño es
tierno y fácilmente impresionable, y cuando nosotros, que somos
mayores, lleguemos a ser “como niños,” cuando aprendamos la sen-
cillez, la dulzura y el tierno amor del Salvador, no hallaremos difícil
tocar el corazón de los pequeños y enseñarles el ministerio sanador
del amor
Desde un punto de vista mundano, el dinero es poder; pero
desde el punto de vista cristiano, el amor es poder. Este principio
entraña fuerza intelectual y espiritual. El amor puro tiene una eficacia
especial para hacer el bien, y no puede hacer otra cosa que el bien.
Evita la discordia y la desgracia y produce la felicidad más verdadera.
Con frecuencia las riquezas ejercen influencia para corromper y
destruir; la fuerza es poderosa para hacer daño; pero la verdad y la
bondad son propiedades del amor puro
El amor es una planta que debe ser nutrida
—El hogar ha de
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ser el centro del afecto más puro y elevado. Cada día deben fomen-
tarse con perseverancia la paz, la armonía, el afecto y la felicidad,
hasta que estos bienes preciosos moren en el corazón de los que com-
ponen la familia. La planta del amor debe nutrirse cuidadosamente;
de lo contrario morirá. Todo principio bueno debe ser cultivado si
queremos que florezca en el alma. Debe ser desarraigado todo lo
que Satanás planta en el corazón: la envidia, los celos, las malas
sospechas, la maledicencia, la impaciencia, el prejuicio, el egoís-
mo, la codicia y la vanidad. Si se permite que permanezcan estos
malos rasgos en el alma, darán frutos que contaminarán a muchos.
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