Página 163 - El Hogar Cristiano (2007)

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La seguridad mediante el amor
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alimento, sino que éste les ocasiona verdadero daño. Lo que les hacía
falta era el abrazo calmante de la madre. Cada madre debiera tener
tiempo para otorgar a sus pequeñuelos esas menudas expresiones
de cariño que son tan esenciales durante la infancia. Obrando así, la
madre vincularía el corazón y la felicidad de sus hijos con su propio
corazón. Ella es para ellos lo que es Dios para nosotros
Deben satisfacerse los deseos razonables
—Debéis hacer sentir
siempre a vuestros hijos que los amáis, que estáis trabajando en favor
suyo, que anheláis su felicidad y que sólo os proponéis hacer lo que
es para su bien. Debéis satisfacer sus pequeños deseos siempre que
podáis hacerlo razonablemente
En el gobierno de vuestros hijos, no obréis nunca por impulso.
Aunad la autoridad con el afecto. Apreciad y cultivad todo lo que
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es bueno y amable, y revelándoles a Cristo inducidlos a desear
el bien más elevado. Al negarles las cosas que les perjudicarían,
dejadles ver que los amáis y que deseáis hacerlos felices. Cuanto más
desagradables sean, tanto más debéis esmeraros por manifestarles
vuestro amor. Cuando el niño tenga la certeza de que procuráis su
felicidad, el amor quebrantará toda valla. Este principio regía el trato
del Salvador con los hombres; y es el que debe gobernar la iglesia
El amor debe expresarse
—En muchas familias hace mucha
falta que se exprese el afecto de unos miembros hacia otros. Aunque
no es necesario manifestar sentimentalismo, lo es que se exprese
amor y ternura de una manera casta, pura y digna. Muchos cultivan
realmente la dureza de corazón y por sus palabras y acciones revelan
la fase satánica del carácter. Siempre debe cultivarse un tierno afecto
entre los esposos, entre los padres y los hijos, y entre hermanos y
hermanas. Toda palabra apresurada debe ser refrenada, y no debe
haber siquiera apariencia de que falte el amor mutuo. Es deber de
cada miembro de la familia ser amable y hablar con bondad
Cultivad la ternura, el afecto y el amor que se expresan en pe-
queñas cortesías, en palabras y en atenciones solícitas
La mejor manera de enseñar a los niños a respetar a su padre y
a su madre consiste en darles la oportunidad de ver al padre rendir
atenciones bondadosas a la madre y a la madre manifestar respeto
y reverencia hacia el padre. Al contemplar el amor manifestado en
sus padres los hijos son inducidos a acatar el quinto mandamiento y