Página 165 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 32—Ocúpese el jardín del corazón
Los padres como jardineros
—El Señor ha confiado a los pa-
dres una obra solemne y sagrada. Han de cultivar cuidadosamente el
suelo del corazón. Pueden ser así colaboradores con Dios. El espera
de ellos que guarden y atiendan cuidadosamente al jardín constituí-
do por el corazón de sus hijos. Han de sembrar la buena simiente
y quitar toda mala hierba. Es necesario eliminar todo defecto del
carácter, toda mala disposición; porque si se les permite subsistir,
mancillarán la belleza del carácter
Padres, vuestro hogar es el primer campo en el que sois llamados
a trabajar. Las preciosas plantas que hay en el jardín del hogar exigen
vuestro primer cuidado. Habéis sido designados para velar por las
almas como quienes han de dar cuenta. Considerad cuidadosamente
vuestra obra, su naturaleza, su orientación y sus resultados
Tenéis ante vuestra puerta un terrenito que cultivar, y Dios os
tendrá por responsables de esta obra que confió a vuestras manos
El cuidado del jardín
—Prevalece en el mundo la tendencia a
dejar a los jóvenes seguir la inclinación natural de su propia mente.
Y los padres dicen que si los jóvenes son muy desenfrenados en su
adolescencia se corregirán más tarde, y que cuando tengan dieciséis
o dieciocho años razonarán por su cuenta, abandonarán sus malos
hábitos y llegarán por fin a ser hombres y mujeres útiles. ¡Qué error!
Durante años permiten que el enemigo siembre en el jardín del
corazón; permiten que se desarrollen en él malos principios, y en
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muchos casos todo el trabajo que se haga para cultivar ese terreno
no servirá para nada....
Algunos padres han dejado a sus hijos adquirir malas costumbres,
cuyos rastros podrán verse a través de toda la vida. Los padres
son responsables de este pecado. Esos hijos pueden profesar ser
cristianos, pero sin una obra especial de la gracia en el corazón y una
reforma cabal en la vida, sus malas costumbres pasadas se advertirán
en toda su experiencia y manifestarán precisamente el carácter que
sus padres les permitieron adquirir
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