Página 168 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 33—Promesas de dirección divina
¡Cuán dulce es tener un Amigo divino!
—Vuestro compasivo
Redentor os observa con amor y simpatía, listo para oír vuestras
oraciones y prestaros la ayuda que necesitáis. Conoce las cargas que
pesan sobre el corazón de cada madre y es su mejor amigo en toda
emergencia. Sus brazos eternos sostienen a la madre fiel y temerosa
de Dios. Cuando estuvo en la tierra tuvo una madre que luchó con
la pobreza y sufrió muchas ansiedades y perplejidades, así que él
simpatiza con toda madre cristiana en sus congojas y ansiedades.
Aquel Salvador que emprendió un largo viaje con el propósito de
aliviar el corazón ansioso de una mujer cuya hija era poseída de un
mal espíritu, oirá las oraciones de la madre y bendecirá a sus hijos.
El que devolvió a la viuda su único hijo cuando era llevado a la
sepultura se conmueve hoy ante la desgracia de la madre enlutada.
El que derramó lágrimas de simpatía ante la tumba de Lázaro y
devolvió a Marta y María su hermano sepultado; el que perdonó a
María Magdalena; el que recordó a su madre mientras pendía de la
cruz en su agonía; el que se apareció a las mujeres que lloraban y las
hizo mensajeras suyas para difundir las primeras y gratas noticias
de un Salvador resucitado, es hoy el mejor Amigo de la mujer y está
dispuesto a ayudarle en todas las relaciones de la vida
No hay obra que pueda igualarse a la de la madre cristiana.
Esta asume su obra con el sentido de lo que significa criar a sus
hijos en la disciplina y admonición del Señor. ¡Cuán a menudo
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le parecerá su carga más pesada de lo que puede llevar; y cuán
precioso será entonces el privilegio de llevarlo todo en oración al
Salvador que simpatiza con ella! Puede echar su carga a sus pies y
hallar en su presencia una fuerza que la sostendrá y le dará aliento,
esperanza, valor y sabiduría en las horas más penosas. ¡Cuán dulce
es para la madre agobiada saber que tiene un amigo tal en todas
sus dificultades! Si las madres fueran a Cristo con más frecuencia
y confiaran más plenamente en él, sus cargas serían más ligeras, y
hallarían descanso para sus almas
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