Página 169 - El Hogar Cristiano (2007)

Basic HTML Version

Promesas de dirección divina
165
El Dios del cielo oye vuestras oraciones
—Sin la ayuda divina
no podéis criar a vuestros hijos como debierais hacerlo; porque
la naturaleza caída de Adán lucha siempre por predominar. Debe
prepararse el corazón para los principios de la verdad, a fin de que
se arraiguen en el alma y hallen sustento en la vida
Los padres pueden entender que al seguir las instrucciones de
Dios en la educación de sus hijos, recibirán ayuda de lo alto. Serán
muy beneficiados; porque mientras enseñen, aprenderán. Sus hijos
alcanzarán victorias por el conocimiento que adquirieron al seguir
el camino del Señor. Quedan habilitados para vencer las tendencias
al mal, sean naturales o hereditarias
Padres, ¿estáis obrando con energía incansable en favor de vues-
tros hijos? El Dios del cielo nota vuestra solicitud, vuestra labor
ferviente, vuestra vigilancia constante. Oye vuestras oraciones. Con
paciencia y ternura, educad a vuestros hijos para el Señor. Todo
el cielo se interesa en vuestra obra.... Dios se unirá a vosotros y
coronará de éxito vuestros esfuerzos
Mientras tratéis de hacerles claras las verdades de la salvación y
los conduzcáis a Cristo como Salvador personal, los ángeles estarán
a vuestro lado. El Señor dará gracia a los padres y las madres para
que puedan interesar a sus pequeñuelos en la preciosa historia del
[185]
niño de Belén, quien es en verdad la esperanza del mundo
Pedid y recibiréis
—En su importante obra, los padres deben
pedir y recibir ayuda divina. Aun cuando el carácter, los hábitos y
las prácticas de los padres se hayan fundido en un molde inferior,
si las lecciones que se les dieron en la infancia y la juventud han
desarrollado en ellos un carácter deficiente, no necesitan desesperar.
El poder de Dios puede transformar las tendencias heredadas y cul-
tivadas; porque la religión de Jesús eleva. “Nacer otra vez” significa
una transformación, un nuevo nacimiento en Cristo Jesús
Instruyamos a nuestros hijos en las enseñanzas de la Palabra. Si
le invocáis, el Señor os responderá. Dirá: Aquí estoy; ¿qué quieres
que haga por ti? El cielo está vinculado con la tierra a fin de que cada
alma pueda ser capacitada para cumplir su misión. El Señor ama a
esos hijos. Quiere que se críen comprendiendo su alta vocación
El Espíritu Santo os guiará
—La madre debe sentir la necesi-
dad de la dirección del Espíritu Santo, sentir que ella misma debe
experimentar verdadera sumisión a los caminos y a la voluntad de