Página 175 - El Hogar Cristiano (2007)

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Posición y responsabilidades del padre
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alabanza. A la mañana y a la noche, el padre, como sacerdote de
la casa, debe confesar a Dios los pecados cometidos durante el día
por él mismo y por sus hijos. Los pecados de los cuales ha tenido
conocimiento y también los que permanecen secretos, que sólo vió
el ojo divino, deben ser confesados. Esta norma, celosamente ob-
servada por el padre cuando está presente, o por la madre cuando él
está ausente, resultará en bendiciones para la familia
En su familia, el padre representa al Legislador divino. Colabora
con Dios cumpliendo los misericordiosos designios de él, afirmando
a sus hijos en los principios justos, y habilitándolos para desarrollar
un carácter puro y virtuoso, porque se anticipó a ocupar el alma con
lo que habilitará a sus hijos para rendir obediencia no sólo a su padre
terrenal sino también al celestial
El padre no debe traicionar su cometido sagrado. En ningún
punto debe renunciar a su autoridad paterna
Debe andar con Dios
—El padre ... ligará a sus hijos con el trono
de Dios por una fe viva. Desconfiando de su propia fuerza, entrega
a Jesús su alma desamparada y traba de la fortaleza del Altísimo.
Hermanos, orad en casa, en vuestra familia, a la mañana y a la noche.
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Orad fervorosamente en vuestra cámara; y mientras os dedicáis a
vuestra labor diaria, elevad vuestra alma a Dios en oración. Así fué
como Enoc anduvo con Dios. La plegaria silenciosa y ferviente del
alma se elevará al trono de gracia como santo incienso y será tan
aceptable para Dios como si fuese ofrecida en el santuario. Para
todos los que le busquen, Cristo llega a ser una ayuda oportuna en
tiempo de necesidad. Serán fuertes en el día de la prueba
Requiere madurez y experiencia
—El padre no debe ser como
un niño, al que mueven los impulsos. Está ligado a su familia por
lazos sagrados y santos
Lo que será su influencia en el hogar será determinado por su
conocimiento del único Dios verdadero y de Jesucristo a quien envió.
“Cuando yo era niño—dice Pablo,—hablaba como niño, pensaba
como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fuí hombre hecho,
dejé lo que era de niño.” El padre debe destacarse a la cabeza de su
familia, no como un niño crecido, pero indisciplinado, sino como
un hombre de carácter viril, que domina sus pasiones. Debe obtener
educación en una moral correcta. Su conducta en la vida familiar
debe ser dirigida y refrenada por los principios puros de la Palabra