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El Hogar Cristiano
de Dios. Entonces crecerá hasta alcanzar la plena estatura de hombre
en Cristo Jesús
Sométase a la voluntad de Dios
—A un hombre que es esposo
y padre, yo diría: Asegúrese de que rodea su alma una atmósfera
pura y santa.... Debe aprender diariamente de Cristo. Nunca ha de
manifestar un espíritu tiránico en el hogar. El hombre que lo hace
obra asociado con agentes satánicos. Someta su voluntad a la de
Dios. Haga cuanto pueda para que la vida de su esposa sea placentera
y feliz. Haga de la Palabra de Dios su consejera. Viva en el hogar
de acuerdo con las enseñanzas de ella. Entonces vivirá así en la
iglesia y llevará estas enseñanzas consigo al lugar donde trabaja.
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Los principios del cielo ennoblecerán todas sus transacciones. Los
ángeles de Dios cooperarán con Vd. y le ayudarán a revelar a Cristo
ante el mundo
Oración apropiada para un esposo de genio vivo
—No permi-
ta Vd. que los vejámenes de sus negocios ensombrezcan su vida
en el hogar. Si al ocurrir cositas que no son exactamente como Vd.
piensa que debieran ser, no sabe manifestar paciencia, longanimidad,
bondad y amor, demuestra que no escogió por compañero a Aquel
que tanto le amó que dió su vida por Vd., para que pudiese ser uno
con él.
En la vida diaria tropezará con sorpresas repentinas, chascos y
tentaciones. ¿Qué dice la Palabra? “Resistid al diablo,” confiando
firmemente en Dios, “y de vosotros huirá.” “Echen mano ... de mi
fortaleza, y hagan paz conmigo. ¡Sí, que hagan paz conmigo!” Mire
a Jesús en todo momento y lugar, elevando una oración silenciosa y
con corazón sincero para que pueda saber cómo hacer su voluntad.
Entonces, cuando venga el enemigo como avenida de aguas el Espí-
ritu del Señor levantará bandera en favor de Vd. contra ese enemigo.
Cuando esté a punto de ceder, de perder la paciencia y el dominio
propio y manifestar un espíritu duro y condenatorio, dispuesto a
censurar y acusar, será el momento de elevar al cielo esta oración:
“¡Ayúdame, oh Dios, a resistir la tentación, a desechar de mi cora-
zón toda amargura, ira y maledicencia! Dame tu mansedumbre, tu
humildad, tu longanimidad y tu amor. No me dejes deshonrar a mi
Redentor, ni interpretar mal las palabras y los motivos de mi esposa,
de mis hijos y de mis hermanos y hermanas en la fe. Ayúdame a ser
bondadoso, compasivo, de corazón tierno y perdonador. Ayúdame a