Página 179 - El Hogar Cristiano (2007)

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Deben compartirse las cargas
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cuidados y perplejidades se vuelven irritantes cuando faltan la va-
riedad y el alegre solaz que con frecuencia el esposo y padre podría
concederle a ella si así lo decidiera, o más bien si considerase nece-
sario o deseable hacerlo. La vida de la madre mientras cumple las
tareas más humildes de la casa es una vida de abnegación incesante,
y se agrava aún más si el esposo no aprecia las dificultades de su
situación ni le da su apoyo
Sea considerado con una esposa débil
—El esposo debe mani-
festar gran interés en su familia. Debe ser especialmente cuidadoso
de los sentimientos de una esposa débil. Puede evitarle muchas enfer-
medades. Las palabras bondadosas, alegres y alentadoras resultarán
mucho más eficaces que las medicinas más poderosas. Infundirán
ánimo en el corazón de la abatida y desanimada esposa, y la alegría
infundida a la familia por los actos y las palabras de bondad, recom-
pensarán diez veces el esfuerzo hecho. El esposo debiera recordar
que gran parte de la carga de educar a sus hijos recae sobre la madre,
y que ella ejerce una gran influencia para modelar sus mentes. Esto
debe inducirle a manifestar los sentimientos más tiernos, y a aliviar
con solicitud sus cargas. Debe alentarla a apoyarse en su afecto,
y a dirigir sus pensamientos hacia el cielo, donde hay fuerza, paz
y descanso final para los cansados. No debe volver a la casa con
la frente ceñuda, sino que su presencia debiera brindar alegría a la
familia y estimular a la esposa a mirar hacia arriba y creer en Dios.
Unidos, pueden aferrarse a las promesas de Dios y atraer su rica
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bendición sobre la familia
Conduce con dulzura
—Más de un marido y padre podría sacar
provechosa lección del solícito cuidado del fiel pastor. Jacob, al
verse instado a emprender difícil y apurada caminata, contestó:
“Los niños son tiernos,... tengo ovejas y vacas paridas; y si las
fatigan, en un día morirán todas las ovejas.... Me iré poco a poco al
paso de la hacienda que va delante de mí, y al paso de los niños.”
En el camino penoso de la vida sepa el marido y padre ir “poco
a poco” al paso en que pueda seguirle su compañera de viaje. En
medio del gentío que corre locamente tras el dinero y el poder,
aprenda el esposo y padre a medir sus pasos, a confortar y a sostener
al ser humano llamado a andar junto a él....
Ayude el marido a su esposa con su simpatía y cariño constante.
Si quiere que se conserve lozana y alegre, de modo que sea como un