Página 186 - El Hogar Cristiano (2007)

Basic HTML Version

182
El Hogar Cristiano
y querellas. Y hacen esto no sólo con su propia vida sino también
con la ajena. Les acompaña el espíritu de Ismael, cuya mano se
levantaba contra todos, y la de todos contra él
El esposo egoísta y malhumorado
—El Hno. B. no tiene un
temperamento que alegre a su familia. En esto conviene que em-
piece a obrar. Se asemeja más a una nube que a un rayo de luz. Es
demasiado egoísta para dirigir palabras de aprobación a los miem-
bros de su familia, especialmente a la persona que debiera ser objeto
de su amor y tierno respeto. Es malhumorado, intolerante y autorita-
rio. Con frecuencia pronuncia palabras mordaces cuyas heridas él
no trata de curar suavizando su ánimo, reconociendo sus defectos y
confesando su mal proceder....
El Hno. B. debe ablandarse; debe cultivar el refinamiento y la
cortesía. Debiera ser muy tierno y amable para con su esposa, que es
[204]
su igual en todo respecto; no debiera pronunciar una palabra capaz
de echar una sombra sobre el corazón de ella. Debe comenzar en
casa la obra de reforma, cultivar el afecto y vencer los rasgos duros
y toscos de su disposición carente de generosidad
El esposo y padre malhumorado, egoísta y autoritario no sólo se
hace infeliz, sino que aflige a todos los de la casa. Cosechará lo que
sembró, viendo a su mujer desanimada y enfermiza, y a sus hijos
contaminados con su propio genio displicente
A un esposo egotista e intolerante
—Vd. espera demasiado de
su esposa y de sus hijos. Los censura demasiado. Si Vd. mismo
estimulara una disposición alegre y feliz, y les hablase con bondad
y ternura, introduciría alegría en su morada en vez de nubes, pesar y
desdicha. Estima demasiado su propia opinión; ha tomado a veces
decisiones extremas, y no ha permitido que el juicio de su esposa
tuviese en su familia el peso que debiera tener. No ha estimulado su
propio respeto hacia su esposa ni ha enseñado a sus hijos a acatar
el juicio de ella. No la ha hecho su igual sino que ha tomado en sus
propias manos las riendas del gobierno y las ha sostenido con asidero
firme. No tiene una disposición afectuosa, ni manifiesta simpatía.
Es necesario que Vd. cultive estos rasgos de carácter si quiere ser
vencedor y que la bendición de Dios descanse sobre su familia
A quien desprecia la cortesía cristiana
—Vd. ha considerado
como debilidad el ser bondadoso, tierno y lleno de simpatía. Le ha
parecido indigno de sí hablar a su esposa con ternura y amabilidad.