Página 190 - El Hogar Cristiano (2007)

Basic HTML Version

Capítulo 38—Posición y responsabilidades de la
madre
Igual al esposo
—La mujer debe ocupar el puesto que Dios le
designó originalmente como igual a su esposo. El mundo necesita
madres que lo sean no sólo de nombre sino en todo sentido de la
palabra. Puede muy bien decirse que los deberes distintivos de la
mujer son más sagrados y más santos que los del hombre. Compren-
da ella el carácter sagrado de su obra y con la fuerza y el temor de
Dios, emprenda su misión en la vida. Eduque a sus hijos para que
sean útiles en este mundo y obtengan un hogar en el mundo mejor
La esposa y madre no debe sacrificar su fuerza ni dejar dormir sus
facultades apoyándose por completo en su esposo. La individualidad
de ella no puede fundirse en la de él. Debe considerar que tiene
igualdad con su esposo, que debe estar a su lado permaneciendo fiel
en el puesto de su deber y él en el suyo. Su obra en la educación de
sus hijos es en todo respecto tan elevadora y ennoblecedora como
cualquier puesto que el deber de él le llame a ocupar, aun cuando
fuese la primera magistratura de la nación
La reina del hogar
—Al rey en su trono no incumbe una obra
superior a la de la madre. Esta es la reina de su familia. A ella le toca
modelar el carácter de sus hijos, a fin de que sean idóneos para la
vida superior e inmortal. Un ángel no podría pedir una misión más
[207]
elevada; porque mientras realiza esta obra la madre está sirviendo
a Dios. Si tan sólo comprende ella el alto carácter de su tarea, le
inspirará valor. Percátese del valor de su obra y vístase de toda la
armadura de Dios a fin de resistir a la tentación de conformarse con
la norma del mundo. Ella obra para este tiempo y para la eternidad
La madre es la reina del hogar, y los niños son sus súbditos. Ella
debe gobernar sabiamente su casa, en la dignidad de su maternidad.
Su influencia en el hogar ha de ser suprema; su palabra, ley. Si ella
es cristiana, bajo la dirección de Dios, conquistará el respeto de sus
hijos
186