Capítulo 40—Falsos conceptos acerca de la obra
materna
Tiende a restar importancia a su obra
—Con frecuencia le pa-
rece a la madre que su trabajo es un servicio sin importancia, una
obra que rara vez se aprecia; y que los demás saben muy poco de sus
muchas cuitas y ocupaciones. Si bien sus días están ocupados con
una larga lista de pequeños deberes, todos los cuales exigen esfuer-
zos pacientes, dominio propio, tacto, sabiduría y amor abnegado,
ella no puede jactarse de haber realizado algo grande. Tan sólo ha
logrado que las cosas del hogar marchen suavemente. A menudo
cansada y perpleja, ha procurado hablar bondadosamente a los niños,
mantenerlos ocupados y felices, guiando sus piecitos en la buena
senda. Y le parece que no logró nada. Pero no es así. Los ángeles
celestiales observan a la madre agobiada, y toman nota de la carga
que lleva día tras día. Tal vez su nombre no haya sido oído en el
mundo, pero está escrito en el libro de la vida del Cordero
La esposa y madre fiel ... cumplirá sus deberes con dignidad y
buen ánimo; no considerará que sea degradante hacer con sus propias
manos cuanto sea necesario hacer en una casa bien ordenada
No es inferior al servicio misionero
—¡Cuán importante es esta
obra! Y sin embargo oímos a algunas madres suspirar por la obra
misionera. Si tan sólo pudiesen ir a algún país extranjero, conside-
rarían que eso sería hacer algo que vale la pena. Pero la asunción
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de los deberes diarios en el hogar y el cumplimiento de ellos les
parecen tarea agotadora e ingrata
Las madres que suspiran por un campo misionero lo tienen a
mano en el círculo de su propio hogar.... ¿No son las almas de sus
hijos de tanto valor como las de los paganos? ¡Con cuánto cuidado y
ternura debe ella observar sus mentes que se desarrollan y vincular
con Dios todos los pensamientos de ellos! ¿Quién puede hacer esto
tan eficazmente como una madre amante que teme a Dios
Hay quienes piensan que a menos que estén relacionados directa-
mente con la obra religiosa activa, no están haciendo la voluntad de
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