Página 213 - El Hogar Cristiano (2007)

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Influencias prenatales
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El apetito solo no es guía segura
—La idea de que, a causa de
su condición especial, las mujeres pueden dar rienda suelta al apetito,
es un error basado en las costumbres, pero no en el buen sentido. El
apetito de las mujeres en tal condición puede ser variable, caprichoso
y difícil de satisfacer; pero la costumbre les permite obtener cuanto
se les antoje, sin consultar la razón para saber si el tal alimento puede
suplir nutrición para su cuerpo y para el desarrollo de su hijo. El
alimento debe ser nutritivo, pero no excitante.... Si en alguna época
se necesita sencillez en la alimentación y cuidado especial en cuanto
a la calidad de lo ingerido, es durante este plazo importante.
Las mujeres que se rigen por buenos principios, y que hayan
sido bien instruidas, no se apartarán de la sencillez en la alimen-
tación, y mucho menos durante ese período. Considerarán que de
ellas depende otra vida, y serán cuidadosas en todos sus hábitos
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y especialmente en su alimentación. No deben comer lo que no
tiene valor alimenticio y sea excitante, simplemente porque tiene
buen sabor. Hay demasiados consejeros dispuestos a persuadirlas
a que hagan cosas que la razón debiera prohibirles. Nacen niños
enfermizos porque sus padres se entregaron a la satisfacción de su
apetito.... Si se introduce en el estómago tanto alimento que los
órganos digestivos estén recargados de trabajo para deshacerse de él
y librar al organismo de substancias irritantes, la madre comete una
injusticia hacia sí misma y echa los fundamentos de la enfermedad
en su descendencia. Si decide comer lo que le agrade y lo que se le
antoje, sin tener en cuenta las consecuencias, sufrirá la penalidad,
pero no sola. También su hijito inocente sufrirá por causa de la
indiscreción de ella
Se necesita dominio propio y templanza
—Las necesidades fí-
sicas de la madre no deben descuidarse en manera alguna. Dos vidas
dependen de ella, y sus deseos deben ser cariñosamente atendidos,
y sus necesidades satisfechas con liberalidad. Pero en este período
más que nunca debe evitar, en su alimentación y en cualquier otro
asunto, todo lo que pudiera menoscabar la fuerza física o intelectual.
Por mandato de Dios mismo, la madre está bajo la más solemne
obligación de ejercer dominio propio
La base de un carácter correcto en el hombre futuro queda afir-
mada por hábitos de estricta temperancia de parte de la madre antes