Página 226 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 47—Cómo alentó Cristo a las madres
Jesús bendijo a los niños
—En el tiempo de Cristo, las madres
le llevaban sus hijos para que les impusiese las manos y los bendi-
jese. Así manifestaban ellas su fe en Jesús y el intenso anhelo de
su corazón por el bienestar presente y futuro de los pequeñuelos
confiados a su cuidado. Pero los discípulos no podían reconocer la
necesidad de interrumpir al Maestro tan sólo para que se fijara en
los niños, y en una ocasión en que alejaban a unas cuantas madres,
Jesús los reprendió y ordenó a la muchedumbre que diese paso a
esas madres fieles y a sus niñitos. Dijo él: “Dejad a los niños, y no
les impidáis de venir a mí; porque de los tales es el reino de los
cielos.”
Mientras las madres recorrían el camino polvoriento y se acerca-
ban al Salvador, él veía sus lágrimas y como sus labios temblorosos
elevaban una oración silenciosa en favor de los niños. Oyó las pala-
bras de reprensión que pronunciaban los discípulos y prestamente
anuló la orden de ellos. Su gran corazón rebosante de amor estaba
abierto para recibir a los niños. A uno tras otro tomó en sus brazos y
los bendijo, mientras que un pequeñuelo, reclinado contra su pecho,
dormía profundamente. Jesús dirigió a las madres palabras de aliento
referentes a su obra y ¡cuánto alivió así sus ánimos! ¡Con cuánto
gozo se espaciaban ellas en la bondad y misericordia de Jesús al
recordar aquella memorable ocasión! Las misericordiosas palabras
de él habían quitado la carga que las oprimía y les habían infundido
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nueva esperanza y valor. Se había desvanecido todo su cansancio.
Fué una lección alentadora para las madres de todos los tiempos.
Después de haber hecho lo mejor que puedan para beneficiar a sus
hijos, pueden llevarlos a Jesús. Aun los pequeñuelos en los brazos
de la madre resultan preciosos a los ojos de él. Y mientras la madre
anhele verlos recibir la ayuda que ella no puede darles, la gracia
que no puede otorgarles, y se confíe a sí misma y a sus hijos en
los brazos misericordiosos de Cristo, él los recibirá y los bendecirá;
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