Capítulo 3—El modelo edénico del hogar
Dios preparó el primer hogar del hombre
—El hogar edéni-
co de nuestros primeros padres fué preparado para ellos por Dios
mismo. Cuando lo hubo provisto de todo lo que el hombre pudiera
desear, dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza.”
El Señor estaba complacido con este ser, el último y el más noble
de cuantos había creado, y se propuso que fuese el habitante perfecto
de un mundo perfecto. No quería, sin embargo, que el hombre viviera
en soledad. Dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; haréle ayuda
idónea para él.
Dios mismo dió a Adán una compañera. Le proveyó de una
“ayuda idónea para él,” alguien que realmente le correspondía, una
persona digna y apropiada para ser su compañera y que podría ser
una sola cosa con él en amor y simpatía. Eva fué creada de una
costilla tomada del costado de Adán; este hecho significa que ella
no debía dominarle como cabeza, ni tampoco debía ser humillada
y hollada bajo sus plantas como un ser inferior, sino que más bien
debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él.
Siendo parte del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne,
era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la unión íntima
y afectuosa que debía existir en esta relación. “Porque ninguno
aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y regala.” “Por
tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y allegarse ha a su
mujer, y serán una sola carne.
Dios efectuó el primer casamiento
—Dios celebró la primera
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boda. De manera que la institución del matrimonio tiene como su
autor al Creador del universo. “Honroso es en todos el matrimonio.”
Fué una de las primeras dádivas de Dios al hombre, y es una de las
dos instituciones que, después de la caída, llevó Adán consigo al
salir del paraíso. Cuando se reconocen y obedecen los principios
divinos en esta materia, el matrimonio es una bendición: salvaguarda
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