Página 259 - El Hogar Cristiano (2007)

Basic HTML Version

Un frente unido
255
complacencias, con el entendimiento de que el padre no sabrá nada
de ello; porque él reprendería tales cosas.
Con esto se les enseña eficazmente a los niños una lección de
engaño. Luego, si el padre descubre estas faltas, se presentan excusas,
pero se dicen medias verdades. La madre no es franca. No considera
debidamente que el padre tiene el mismo interés que ella en los
hijos, y que no debiera dejarle ignorar los males o debilidades que
se les debiera corregir mientras son jóvenes. Se ocultan las cosas.
Los hijos conocen la falta de unión que hay entre los padres, y ello
tiene su efecto. Los hijos empiezan desde muy jóvenes a engañar y
a encubrir tanto a su padre como a su madre las cosas y presentarlas
con matices muy diferentes de los verdaderos. La exageración se
vuelve un hábito, y se llega a contar mentiras abiertas con pocos
remordimientos de conciencia.
Estos males se iniciaron cuando la madre ocultó las cosas al
padre, que tiene igual interés que ella en el desarrollo del carácter
de sus hijos. El padre debiera haber sido consultado libremente.
Debiera habérsele revelado todo. Pero la conducta opuesta, seguida
para ocultar los yerros de los hijos, estimula en ellos una disposición
a engañar y falta de veracidad y sinceridad
Debe ser siempre un principio fijo para los padres cristianos
mantenerse unidos en el gobierno de sus hijos. Algunos padres
fallan al respecto; les falta unión. El defecto se advierte a veces en el
[283]
padre, pero con más frecuencia en la madre. La madre cariñosa mima
a sus hijos. El trabajo del padre le obliga a menudo a ausentarse de
la casa y de la sociedad de sus hijos. La influencia de la madre se
hace sentir. Su ejemplo contribuye mucho a formar el carácter de
los hijos
Las divergencias confunden a los hijos
—La sociedad de la
familia debe estar bien organizada. El padre y la madre deben consi-
derar juntos sus responsabilidades, y emprender su tarea con clara
comprensión. No debe haber divergencia entre ellos. Nunca deben
criticar en la presencia de sus hijos los planes y el criterio de su
cónyuge.
Si la madre no tiene experiencia en el conocimiento de Dios,
debe razonar de la causa al efecto, y comprobar si su disciplina tiende
a aumentar las dificultades del padre mientras trabaja para salvar a