Página 266 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
no para ser esclavos de la sociedad, sino miembros de la familia del
Señor
Esperan ver a sus padres vivir en forma consecuente
—Todo
deja su impresión en la mente juvenil. Ella estudia el rostro, siente la
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influencia de la voz, e imita la conducta ajena. Los padres irritables
dan a sus hijos lecciones acerca de las cuales, en alguna época de su
vida, querrán con toda el alma que fuese posible hacérselas olvidar.
Los hijos deben ver en la vida de sus padres un espíritu consecuente
con su fe. Llevando una vida que concuerde con sus principios y
ejerciendo dominio propio, los padres pueden amoldar el carácter
de sus hijos
Dios honra a una familia bien ordenada
—Los padres y las
madres que ponen a Dios en primer lugar en su familia, que enseñan
a sus hijos que el temor del Señor es el principio de la sabiduría,
glorifican a Dios delante de los ángeles y delante de los hombres
presentando al mundo una familia bien ordenada y disciplinada, una
familia que ama y obedece a Dios, en lugar de rebelarse contra él.
Cristo no es un extraño en sus hogares; su nombre es un nombre
familiar, venerado y glorificado. Los ángeles se deleitan en un hogar
donde Dios reina supremo, y donde se enseña a los niños a reve-
renciar la religión, la Biblia y al Creador. Las familias tales pueden
aferrarse a la promesa: “Yo honraré a los que me honran.
Como se trae Cristo al hogar
—Cuando Cristo está en el co-
razón, se le trae a la familia. El padre y la madre sienten cuán
importante es vivir en obediencia al Espíritu Santo para que los
ángeles celestiales, quienes sirven a los que han de heredar la sal-
vación, los atiendan como maestros en el hogar y los eduquen y
preparen para la obra de enseñar a sus hijos. Es posible tener en el
hogar una pequeña iglesia que honre y glorifique al Redentor
Hágase atractiva la religión
—Hágase atractiva la vida cristia-
na. Háblese del país donde han de establecer su hogar los que siguen
a Cristo. Mientras hagáis esto, Dios guiará a vuestros hijos a toda la
verdad, llenándolos del deseo de hacerse idóneos para las mansiones
que Cristo ha ido a preparar para los que le aman
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Los padres no deben obligar a sus hijos a tener una forma de
religión, sino presentarles de una manera atractiva los principios
eternos