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El Hogar Cristiano
peinarle el cabello y hacerle objeto de atenciones afectuosas, que lo
dejaban tontamente halagado. Ya no es tan demostrativo en el amor
y la atención que dedica a su esposa. Tenga la seguridad que Satanás
obra en esto. Respete a las personas a quienes tienen Vds. a sueldo,
trátelas con bondad y consideración, pero sin ir más lejos. Sea su
conducta tal que no las incite a familiaridades
Respetad la intimidad de la familia
—¡Oh, cuántas vidas que-
dan amargadas por el derribamiento de las paredes que encierran las
intimidades de cada familia y que están destinadas a conservar su
pureza y santidad! Una tercera persona recibe las confidencias de
la esposa, y llega a conocer los asuntos privados de la familia. Esto
constituye la estratagema de Satanás para enajenar a los esposos.
¡Ojalá esto cesase! ¡Cuántas dificultades se ahorrarían! Encerrad
en vuestros propios corazones el conocimiento de vuestras faltas
mutuas. Presentad vuestras dificultades a Dios solamente. El puede
daros consejos correctos y consuelo seguro, impregnado de pureza y
exento de amargura
Cuando una mujer relata sus dificultades de familia, o se queja
de su esposo a otro hombre, viola sus votos matrimoniales; deshonra
a su esposo y quebranta la muralla erigida para preservar la santidad
de la relación matrimonial; abre de par en par la puerta e invita a
Satanás a entrar con sus tentaciones insidiosas. Esto es precisamente
como Satanás quiere que sea. Si una mujer acude a un hermano
cristiano a relatarle sus desgracias, sus desilusiones y sus pruebas,
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él debe siempre aconsejarle que, si ha de confiar sus dificultades a
alguien, elija hermanas como sus confidentes, y entonces no habrá
apariencia de mal que pueda hacer sufrir oprobio a la causa de
Dios
Para ser guardados del extravío
—Me dirijo a nuestros herma-
nos. Si os acercáis a Jesús, y tratáis de adornar vuestra profesión
con una vida bien ordenada y una conversación piadosa, vuestros
pies serán guardados de extraviarse en sendas prohibidas. Si tan
sólo queréis velar, velar continuamente en oración, y tan sólo hacéis
todo como si estuvieseis en la presencia inmediata de Dios, seréis
salvados de caer en la tentación, y podréis esperar llevar hasta el
fin una vida pura, sin mancha ni contaminación. Si mantenéis fir-
me hasta el fin el principio de vuestra confianza, vuestros caminos
serán afirmados en Dios, y lo que la gracia empezó, lo coronará