Página 297 - El Hogar Cristiano (2007)

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Los padres ancianos
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en los libros del cielo que aquella donde se consigna que amó y
honró a su padre y a su madre
La ingratitud hacia los padres
—¿Será posible que haya hijos
tan insensibles a los derechos de su padre y de su madre que no estén
dispuestos a eliminar cuantos motivos de pena puedan quitarles al
velar sobre ellos con cuidado y devoción incansables? ¿Será posible
que no consideren como un placer el hacer que los postreros días de
sus padres sean los mejores para éstos? ¿Cómo puede un hijo o una
hija disponerse a dejar que su padre o su madre sean atendidos por
manos ajenas? Aun cuando la madre fuese incrédula y desapacible,
ello no eximiría al hijo de la obligación que Dios le impuso en cuanto
a cuidar de ella
Algunos padres son responsables por la falta de respeto
Cuando los padres permiten que un hijo les falte al respeto en su
infancia, tolerando que les hable ásperamente, tendrán que segar
una terrible cosecha en años ulteriores. Los padres que no requieren
pronta y perfecta obediencia de sus pequeñuelos no echan el debido
fundamento para el carácter de sus hijos. Los preparan para que los
deshonren en la vejez y llenen su corazón de pesar cuando se estén
acercando a la tumba, a menos que la gracia de Cristo transforme el
corazón y carácter de esos hijos
No haya represalias
—Dijo una vez una mujer: “Siempre odié
a mi madre, y ella me odió a mí.” Estas palabras fueron anotadas en
los libros del cielo y serán reveladas en el día del juicio cuando cada
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uno será recompensado según sus obras.
Si los hijos piensan que fueron tratados con severidad en su
infancia, ¿les ayudará esto a crecer en la gracia y en el conocimiento
de Cristo? ¿Reflejarán ellos la imagen de él si albergan un espíritu de
represalias y venganza contra sus padres, especialmente cuando éstos
hayan envejecido y se hayan debilitado? ¿No bastará el desamparo
de los padres para despertar el amor de los hijos? ¿No lograrán las
necesidades de los ancianos padres evocar los nobles sentimientos
del corazón, y por la gracia de Cristo, no serán los padres tratados
con bondadosa atención y respeto de parte de sus hijos? ¡Ojalá que
el corazón de éstos no se endurezca como el acero contra el padre
y la madre! ¿Cómo puede una hija que profesa llevar el nombre de
Cristo albergar odio contra su madre, especialmente si esa madre
está enferma y envejecida? ¡Ojalá que la bondad y el amor, que son