Principios financieros para la familia
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hijos vestidos en forma que supera sus recursos, y a causa de esto se
desarrollan en esos hijos gustos y hábitos que los harán vanidosos y
orgullosos. Si Vd. quisiera aprender la lección de economía y ver
el peligro que este pródigo uso de los recursos entraña para Vds.,
sus hijos y la causa de Dios, obtendría una experiencia esencial para
perfeccionar su carácter cristiano. A menos que la obtenga, sus hijos
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llevarán el molde de una educación deficiente mientras vivan. ...
No quisiera inducirle a acumular recursos avariciosamente—
cosa que sería difícil para Vd.—pero quisiera aconsejarles a ambos
que gasten su dinero cuidadosamente y que por su ejemplo diario
enseñen a sus hijos lecciones de frugalidad, abnegación y economía.
Necesitan que se les eduque por el precepto y el ejemplo
Invitados a ser abnegados
—Me fué mostrado que Vds., her-
mano mío y hermana mía, tienen mucho que aprender. No han vivido
de acuerdo con sus recursos. No han aprendido a economizar. Si
ganan un salario elevado, no saben aprovecharlo en todo lo posible.
Consultan su gusto o apetito en vez de la prudencia. A veces gastan
dinero en alimentos de una calidad que sus hermanos no pueden
permitirse. Los pesos se escapan con facilidad de su bolsillo. ... La
abnegación es una lección que ambos tienen que aprender todavía
Los padres deben aprender a vivir dentro de sus recursos. Deben
cultivar la abnegación en sus hijos y enseñarles por el precepto y el
ejemplo. Deben hacer que sus deseos sean pocos y sencillos, a fin
de disponer de tiempo para la cultura mental y espiritual
Hacerles los gustos no es amarlos
—No enseñéis a vuestros
hijos a pensar que vuestro amor hacia ellos debe expresarse satisfa-
ciendo su orgullo, prodigalidad y amor a la ostentación. No es ahora
el momento de inventar maneras de consumir el dinero. Dedicad
vuestras facultades inventivas a tratar de economizarlo
La economía concuerda con la generosidad
—La tendencia de
los jóvenes en esta época es descuidar y despreciar la economía,
confundiéndola con la mezquindad, y estrechez. Pero la economía
concuerda con las opiniones y los sentimientos más amplios y libera-
les. Donde no se la práctica, no puede haber verdadera generosidad.
Nadie debe pensar que estudiar la economía y los mejores métodos
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de aprovechar los fragmentos es rebajarse
El otro extremo: economía imprudente
—No se honra a Dios
cuando se descuida el cuerpo, o se lo maltrata, y así se lo incapacita