Página 319 - El Hogar Cristiano (2007)

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Instrucciones a los niños en cuanto al dinero
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Los niños pueden aprender a manifestar su amor por Cristo
negándose bagatelas inútiles, en cuya compra se les va mucho dinero.
En toda familia debe obrarse en consecuencia. Ello requiere tacto y
método, pero resultará en la mejor educación que los niños puedan
recibir. Si todos los niñitos presentasen sus ofrendas al Señor, sus
donativos serían como los arroyuelos que, al fluir unidos, forman un
río
Téngase una pequeña alcancía sobre la chimenea o en algún
lugar seguro donde se la pueda ver, para que los niños coloquen
en ella sus ofrendas para el Señor.... Así se los puede educar para
Dios
Enséñeseles a pagar diezmos y ofrendas
—No sólo pide el
Señor el diezmo como suyo, sino que nos indica cómo debemos
reservarlo para él. Dice: “Honra a Jehová de tu sustancia, y de las
primicias de todos tus frutos.” Esto no enseña que hayamos de gastar
nuestros recursos para nosotros mismos y llevar el resto al Señor, aun
cuando fuese por lo demás un diezmo honrado. Apártese en primer
lugar la porción de Dios. Las instrucciones dadas por el Espíritu
Santo mediante el apóstol Pablo acerca de los donativos exponen un
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principio que se aplica también al diezmo: “Cada primer día de la
semana cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que
por la bondad de Dios pudiere.” Esta recomendación abarca a padres
e hijos
Un error de muchos padres ricos
—A menudo las circuns-
tancias en las cuales se vea colocado un niño ejercerán en él una
influencia más eficaz que el ejemplo de los padres. Ciertos padres
ricos esperan que sus hijos serán lo que ellos mismos fueron en su
juventud, y si esto no sucede culpan de ello a la depravación de la
época. Pero no tienen derecho a esperar esto de sus hijos a menos
que los hayan puesto en circunstancias similares a aquellas en las
cuales ellos mismos vivieron. Las circunstancias en que vivió el
padre hicieron de él lo que es. En su juventud la pobreza le apremió
y tuvo que trabajar con diligencia y perseverancia. Su carácter se
modeló en la severa escuela de la pobreza. Se vió obligado a ser
modesto en sus deseos, activo en su trabajo, sencillo en sus gustos.
Tuvo que hacer trabajar sus facultades para obtener alimento y ropa.
Le tocó practicar la economía.